domingo, 8 de septiembre de 2024

LA CECA DE VESCI (CERRO GORDO, Salitre-Algatocín, Málaga). 2ª parte.

Simbología y epigrafía.


  Los cambios políticos se observan con la evolución exhibida para lemas y leyendas aciniponenses, con la utilización mediante signos de alfabetización propios y expresiones al uso sobre las mismas monedas emitidas.

 

Tratándose de Vesci, esta nos ofrece un dialecto poco común. Partimos de una lengua neopúnica evolucionada como idioma original y exclusivo sobre su serie 1ª (fig. 5), reivindicando por qué no a Carthago. Después parece esbozarse el fenómeno transitorio de un tolerante bilingüismo (figs. 6 y 7). Luego, se muestra una estampa con el afianzamiento del nuevo lenguaje latino que monopoliza las leyendas exclusivas para ciertos rótulos delineados (25) (figs. 8 y 9). 


  Donde a la sazón, se escribe en un léxico que era utilizado como procedimiento vehicular y expresión sumisa hacia Roma. De ahí, un probable reconocimiento político por la República romana que pudo suscitar hacia la población vesciense y otras cecas con origen púnico. En pos a una prerrogativa estatutaria que se dispondría sobre la acuñación de moneda.

Cabría la posibilidad en considerar que parcialmente la emisión comenzó sin el auspicio o al margen de cualquier centro corporativo del gobierno romano presente para la época (mediados del s. II a.n.e.), aun siendo parte de la división política de Ulterior. Es decir, Vesci al iniciar su amonedación se efectúa autónomamente mediante una identidad marcadamente idiosincrática (chovinista)

 

Es más, cabe recordar que Vesci cuenta con un propósito genuinamente de recurso localista a la hora de abordar y solventar la escasez dineraria para una zona concreta del sur meridional. Comprendida por el Valle del Genal y parte de la Serranía de Ronda. A través de una legítima competencia como emisor cívico, dando a conocer para el diseño tácito de la moneda ciertos elementos comunes identitarios reglados por la ceca. Ahora bien, muy lejos en aspectos como la influencia política o la capacidad distributiva sobre los espacios donde circuló, formando parte de una base monetaria local. Vesci difiere por la cantidad de piezas acuñadas o set de valores emitidos que una ciudad liberae o civitas foederata. Por ejemplo acuñó la originariamente púnica de Malaca (antes Malaka).

 

En cuanto debemos apreciar, se realizan distintas operaciones gestoras para la fabricación de numerario en Vesci con alusiones directas a unos personajes concretos sobre su serie 4ª (CNH 4 - MIB 23/5- ACIP 965; VvCV 3) (fig. 8) y 5ª (CNH 5 - MIB 23/4- ACIP 966; VvCV 5) (fig. 9), que es cuando creemos por la titulatura distintiva, se pretendía demostrar a través de su presencia una continuidad y voluntad por alguien importante en acuñar. Previsiblemente se trataba de una persona muy cercana a Roma, al poder real. Bien procuró ser por un sujeto designado con un prestigio relevante, que desempeñaba en ese momento una especie de magistratura municipal (26) o un plenipotenciario monedero. E incluso tiene cabida la hipótesis que el deseo de sancionar así las amonedaciones era motivado a consideraciones vanidosas o de autocomplacencia auspiciadas por los propios habitantes vescienses. 

 

Como decíamos, la amonedación vesciense, según afirma in situ, ofrece una referencia a SISD y C·LIVIS o C·LIVIUS (27). Estas citas, tan a resaltar y que aparecen sobre tal numerario, creemos que se trataba de figuras políticas tocantes al control de mercados o ferias locales estacionales. Ello apuntaría a reafirmar un evidente cometido político sobre un colectivo de poder, y por parte de unos cargos públicos ya romanizados, tanto para el ámbito poblacional como hacia la ceca. Cuya índole monetaria está auspiciada alrededor de funciones de una probable temprana pseudomagistratura para Vesci, que por el contrario sí se constató posteriormente con una clara alusión directa, también nominal, para la próxima ciudad de Acinipo (fig. 3). Mediante la presencia breves décadas después que Vesci (acuñación de su última serie), donde aparece la serie aciniponense del responsable público y edil L·FOLCE (28).

 

Cambiando de argumentación, debiéramos considerar y no dejar pasar de largo que es la serie 3ª, quien viene a exhibir un modelo de caracteres tipográficos que nos recuerda a la escritura mediante el sistema de notación cuneiforme (R./ en fig. 7). Por tanto, es hasta el ecuador serial donde todavía destacaba la presencia de unos rasgos trazados bastante orientalizantes sobre la epigrafía monetal, que en cambio del estilo exclusivo latino.

 

Ya mencionamos, que la totalidad de la influencia romana se observa sobre escrituras de estas dos sucesivas series acuñadas, 4ª y 5ª. Sin embargo, no aparece el latín para aquella otra que antecede al resto, con presencia únicamente del lenguaje neopúnico para la 1ª serie.

 

El conjunto iconográfico diseñado de nuestra particular ceca es relativamente uniforme, pues para A./ consiste en un busto de cabeza masculina que generalmente va acompañada por una espiga de cebada. Asimismo, ya destacamos que para R./ utiliza un toro delante de un árbol, cuando a su vez se ha considerado que los bustos esbozados de A./ corresponde a un vínculo con alguna divinidad masculina protectora. No obstante, los rasgos faciales impresos de la serie 3ª (fig. 7) puede, igualmente, interpretarse con una lectura femenina (29), que asociaremos por qué no a Tanit. A su vez con Heracles-Melkart. Destaca en dicha 3ª serie la aparición de una diadema (30) sobre la cabeza, unido a la presencia de cereal al lado del rostro (Tanit o Heracles-Melkart). 


Las series 1ª y 3ª (figs. 5 y 7) lucen en R./ bajo la línea de exergo una caligrafía prácticamente exclusiva de la ceca con un evidente origen del idioma neopúnico. Sin embargo, a diferencia de éstas dos series, para la serie 2ª (fig. 6) también aparece el topónimo en neopúnico, pero sobre el lateral derecho del R./

 

Yuxtapuesto a la leyenda toponímica nos muestra un bóvido, que como curiosidad para la serie 1ª corresponde a uno de los referentes para colonias de Carthago, a través de la utilización de un modelo con evidente reminiscencia equina. Nuestro toro vesciense parece derivar de un caballo influenciado por el tradicional diseño artístico y estilístico ofrecido por amonedaciones cartaginesas para la península ibérica.

 

Conexo a dicho factor simbólico (toro y árbol) tenemos la epigrafía con el topónimo latino VESCI en R./ (31) para las series 2ª, 3ª, 4ª y 5ª (figs. 6, 7, 8 y 9). Todo bajo el apoyo a cierta ejecución lineal pero con algo de peor trazo, si cabe, para representar las imágenes ante la serie 2ª. Finalmente las series 4ª y 5ª muestran una notable ejecución artística, frente a las anteriores series, por su estilo de bustos figurado que ilustran estas dos composiciones. Integra además unos lemas latinos para su globalidad tanto sobre R./ (32), así como novedad en A./.


 Mientras, los signos idiomáticos de las series 2ª y 3ª (figs. 6 y 7) son bilingües tan solo para R./. Conteniendo ambas una escritura defectiva deducible por la caligrafía tomada del neopúnico que plantea. Porque tales signos alfabéticos, concretamente seis caracteres, se muestran en una mayor cuantía que las letras latinas con sus cinco caracteres. De ahí, advertimos que además del topónimo escrito en neopúnico, se expone una idea central del legado cartaginés acerca de la ley y orden (33). Donde es factible que contenga dicha leyenda-titulatura algún concepto administrativo o comunal asambleario, según las cantidades de letras que se expresa gráficamente para el topónimo en neopúnico y el otro lenguaje trazado sobre la moneda para identificar la ceca, latín. 


 

Escasez, acuñación y reacuñación.


     La divisa fraccionaria ayudaría a promocionar las pequeñas transacciones de menudeo sobre un mercado local, al cual eventualmente concurrían usuarios de moneda. A consecuencia al transcurso de una actividad comercial ejercida durante el quehacer del día a día.


El volumen total, en términos relativos a la producción cuantitativa vesciense emitida, es considerado reducido respecto a su curso para el área circulante. Dado unos escasos encuentros monetales sobre Cerro Gordo (Salitre, Algatocín). Sin embargo, dicha limitada cuantía se le confiere por un efecto material de hallazgos. Motivado por unos insuficientes registros reportados por investigadores/as hasta la fecha. 

 

La notoria falta de descubrimientos monetales clasificados para Museos en catalogaciones (34), desde el punto de vista del contexto histórico, tal exigüidad de tesorillos intuye una carencia del desarrollo económico implementado sobre la región en dicha época. Cuando también nos hace sospechar acerca de una precisa ubicación espacial de la ceca vesciense. 


En cuanto a las distintas localizaciones sugeridas para el taller vesciense sobre localidades de las provincias de Badajoz, Cáceres, Córdoba, Sevilla, Granada, Cádiz y Málaga, y en base, como no, a los limitados hallazgos constatados. Consideramos que, con alta probabilidad, se tratara de un espacio ciertamente marginal para este periodo. En términos de capacidad política y número de residentes o habitantes para Vesci. Ello permitiría dilucidar que el progreso urbano se habría visto influenciado por aspectos pecuniarios tales como el avance económico sobre todo el ámbito comarcal, con la puesta en funcionamiento del taller local o la monetización de un lugar preciso y concreto. Sin aludir a varias cecas con similar denominación en espacios alternos diferentes.

 

La tirada vesciense alcanzó una acotada intensidad circunscrita. Encontrándose pareja al grado de colonización y ocupación militar sobre una determinada área jurisdiccional de proyección monetaria (35), que concretamente abarcó parte del oeste de la presente provincia de Málaga junto al Campo de Gibraltar (Cádiz) (36).


La escasez de moneda para su circulación fue puesta de relieve a través de una temprana producción subsidiaria gracias al fenómeno de la reacuñación (37)


Lógicamente se agudizó el problema de déficit monetario al extenderse el recinto en simbiosis o transformación social con manejo de dinero. Un efecto de la propia limitada monetización sobre el sur meridional, que se observará con la cantidad sobre la tirada para su circulación ante otras cecas como son Oquri (Ubrique, Cádiz), Oba (Jimena de la Frontera, Cádiz), Lacipo (Casares, Málaga) o Acinipo (fig. 3). 


La demanda del uso dinerario se debía por la confluencia de distintas civilizaciones que estaban monetizadas a través del manejo de sus respectivas divisas. Principalmente pueblos como eran el cartaginés o romano, y antes con fenicios y griegos. Entonces todos convergieron en una paulatina hibridación, respecto a los habitantes locales unido a las economías y empresas foráneas que se establecieron.

 Por un lado, existió una demanda pecuniaria de las subsiguientes sociedades herederas con un pasado semítico. Deducible por una influencia cartaginés o neopúnica, que podemos constatar sobre la epigrafía y el diseño monetal de la numisma vesciense. Sin dejar tener presente que tal civilización de origen norteafricano, conocía la utilización acreditativa de valor con circulación de premoneda (38). 


Además, no descartamos que pueblos púnicos demandaban el uso de moneda ordinaria no acuñada por ellos mismos con anterioridad a las incursiones romanas, que se produjeron sobre el territorio desde la costa del sur peninsular hacia el interior íbero.

 

Sabemos acerca de la presencia en el lugar de comunidades colonizadoras asentadas tras la correspondiente consolidación militar y su consecuente conquista por Roma durante la etapa republicana, con el tránsito por aquel de sus legiones ocupantes. Previamente se había producido la invasión del general cartaginés Aníbal Barca. 


Aquellas nuevas sociedades establecidas se hicieron aún más dependientes sobre las colectividades prerromanas en términos de abastecimiento de esclavos a las guarniciones militares, así suministro de alimentos de primera necesidad para las campañas del ejército. Ambas proporcionadas por una comunidad indígena vesciense. 


Los nuevos pueblos que se adentraron desde las costa mediterránea eran conocedores sobre el uso monetal. Cuando aquella resolvía las operaciones de compra-venta y crédito, que pudo originarse tras el devenir de la vida cotidiana entre campamentos militares instalados sobre el sur meridional, junto con la presencia de asentamientos urbanos pretéritos en unión a la actividad productiva de sus propios habitantes.


Por esta razón, precisamente, las piezas de pequeño monto o valor, especialmente las nuestras que son elaboradas con bronce. Donde vienen a ser importantes al comienzo de la monetización para un determinado escenario de constante tránsito de nuevas sociedades emergentes. De ahí ofrecer los divisores para el menudeo de la gente que pobló el territorio. Relacionándose a su vez la moneda fraccionaria con sucesivas ocupaciones y levantamientos militares del sitio, ya sea por civilizaciones tanto de origen fenicio o cartaginés al igual, a posteriori, como la romana. Encontrándose su curso, uso y connivencia entre toda esta multitud.


 Ocurre la circunstancia en contar el territorio con la presencia de núcleos de población autóctonos con algún conocimiento sobre el método de amonedación, elaboración final y circulación pecuniaria. Existiendo un hábito para crear y fabricar una oportuna base monetaria local. Porque como antes dijimos, quedó muy pronto de manifiesto la continuidad por suministrar moneda a aquellos habitantes del sur meridional que mantuvieron acuerdos de exportación e importación de bienes. Mientras hubo un prematuro incremento de transacciones económicas, así una necesidad por agilizar el comercio entre las presentes civilizaciones que convergían ante un similar sector de explotación mercantil y laboral.

 

Sin embargo, las acuñaciones se centraron más tarde, finales de la República y comienzo del Alto Imperio, a merced del resto de talleres y núcleos limítrofes con una mayor trascendencia social para la región. Una vez se originó un periplo de decadencia y pérdida de significación política, como acontecerá para el caso vesciense a favor de una floreciente ceca en Acinipo (fig. 3) (39). Cuando con anterioridad se había trasladado la esfera de influencia económica hacia Oba y Oquri.


De igual manera, la irregular calidad sobre el diseño artístico, promovida por un monedero itinerante, pudo ser derivada a una consecuente carencia de protagonismo otorgado al poblado a comienzos de su monetización y desarrollo de la consecuente actividad mercantil. También, pudo producirse unas sucesivas tiradas monetarias tras la recién inauguración de un exiguo y poco significativo taller para nuestra zona ya antes descrita. 

 

La emisión se propició por un novato orfebre falto en talento a la hora de ejecutar correctamente el método de acuñación idóneo y estético ante la fabricación de sus propias piezas.


Con todo y con eso, no debemos dejar atrás los aspectos económicos (agricultura-cebada y buey-ganadería) que por sí representó el diseño vesciense. Donde aquella poseyó un marcado aspecto religioso y patriarcal para la fundación de su especial y particular idiosincrasia.


La evidencia empírica indicaría que todas las tipologías vescienses no eran tan contemporáneas entre sí, como en cambio se creyó inicialmente. A buena cuenta por la poca conexión simbólica que demuestran las imágenes humanas ante A./ de las sucesivas series. En contraposición nos encontramos el R./, donde existe un conjunto de factores comunes para su representatividad artística entre la totalidad del propio serial. La circunstancia que ocurre es que las cinco series cuentan con factores comunes para el conjunto de imágenes que ilustran sobre el R./ con el toro y árbol.

 

Por otra parte, se da la particularidad de un caso paradigmático de moneda contramarcada o resellada para la serie 1ª (40). Evidenciando una clara finalidad en prolongar el uso circulatorio de semejantes piezas.

 

       El primer estudio acerca de una plausible interpretación sobre la escritura trazada para moneda del taller vesciense comenzó mediado el siglo XIX, a partir del trabajo de un diplomático noruego, Gustaf Daniel Llorichs, quien en 1852 publicó: Recherches Numismatiques, concernant principalement les médailles celtiberienes (41). Quien atribuyó un perfil íbero a la moneda de Vesci, y reveló un uso de reacuñaciones (42) sobre monedas de Obulco (Porcuna, Jaén) para la misma. Esa particularidad sabemos que se da ante Acinipo (fig. 3) (43) y otras cecas próximas de la época (44).


Equivalencia del divisor


Roma comenzaría su conquista sobre la península ibérica a la que llamará Hispaniae, potenciando el curso de moneda entre tribus prerromanas. Estrechó lazos políticos con gentes que poseían una tradición orfebre para la creación de piezas de divisa fiduciaria en bronce. En el caso particular de Vesci, apegado con quienes también contaban con unas raíces o contactos fenicio-púnicos preliminares.


Por razones obvias y basándonos en lemas sobre lenguas comunes que demuestran las monedas cívicas, alcanzamos a deducir que las cecas indígenas de muchos aliados o protegidos por la República romana sobre el mediterráneo, eran destinadas a un público a lo sumo provincial. A pesar de ello, no parece que dichas piezas podían ser intercambiadas fácilmente por otras divisas como valores habitualmente canjeables. Específicamente con monedas procedentes de cecas netamente romanas. Asimismo, las tiradas de pueblos prerromanos se erigen en excelentes testigos del prestigio alcanzado por Roma sobre la periferia de su influencia geopolítica. La doctrina de la República fue, en todo caso, permitir y tolerar que funcionaran talleres propiamente locales (45). Todo ello cambiaría con la etapa imperial.

 

En otro orden de cosas, sabemos que los nativos primero se establecieron sobre las llanuras (46) después de acabar por comprender el papel fundamental al que jugaban los diferentes pueblos invasores. El oriundo estuvo obligado a pagar impuestos en moneda (47) o especie (48), poco probable en moneda a comienzos de la hibridación sobre el sur meridional peninsular. De similar modo aquel autóctono realizó abonos tras el paso por aduanas (portoria). Logrando éste así ejercer cualquier actividad negociadora ante mercados o ferias, al igual que sobre arbitrios de entrada y salida, pagos de peaje por el acceso a un pueblo o núcleo de pobladores. 


Tales impuestos periódicos repercutían sobre el transporte de grano, por la liberación de esclavos o hasta tasas para lograr ejercer la denigrante prostitución. Por añadidura, el indígena se halló sujeto al desgarrador servicio militar, como un simple mercenario más del ejército cartaginés primero o posteriormente integrado con la tropa auxiliar de Roma.

 

El nativo nunca ejercería funciones alrededor de la representatividad pública (49), ni tomó parte retributiva de conquistas militares tras rapiñar tierras lejanas como mercenario. O sea, los habitantes autóctonos eran mano de obra barata para la producción de bienes y servicios, al igual que personal destinado a conformar la tropa militar profesional como unos simples mercenarios (50). Durante unas largas temporadas vivían en lugares remotos, desconocidos y extranjeros, lejos de su tierra de origen para marchar como un soldado. Arrebatado pero a la vez eximido de la fuerza laboral inmediata a la unidad familiar productiva, que repercutió con un mayor empobrecimiento entre aborígenes tras abandonar sus faenas o tareas tribales comunitarias, sean agrarias y/o ganaderas.

 

Todo lo cual, nos hace deducir que la aparición o reaparición del numerario en bronce se vincularía con una fuerte necesidad por efectuar un fraccionamiento monetario para los sucesivos forasteros afincados o locales retornados a Vesci. Principalmente se trató de colonos latinos itálicos y tropas militares romanas. Mejorando así el modo de vida y el patrimonio de éstos a través de unos pagos de poca cuantía que realizaba hacia la otra población concurrente, la local. Sobre aquella que ya comentábamos antes, recayó el peso económico de obtención de la fuerza laboral necesaria para ejecutar los medios de producción.


En principio toda divisa obtuvo un valor intrínseco, empero eran los dirigentes presentes en un taller los auténticamente garante, en última instancia, para aportar un halo de valor real que se daría a toda elaboración de moneda fiduciaria. Una vez el numerario supuso, en esencia por este efecto crematístico, un valor superior al que realmente contiene la materia objeto compuesta por el cospel. La efectividad dineraria se basaba mayormente por la confianza e ilusión que comprendió una sociedad para aceptar a un legislador concreto de una ceca como instrumento de pago.


Encima conserva una complicada equivalencia con el resto de divisas elaboradas con diversidad de materiales pobres (bronce, cobre, hierro y plomo) o en metal precioso (plata para denario, quinario y hasta trazas en sestercio, sin considerar al oro para aureos). La dificultad estribaría con el Denario romano que a sus comienzos fue elaborado con una gran pureza en plata. De esta forma cuenta la pecunia vesciense en bronce con una intrincada relación de equiparación con el sistema monetario regulador estandarizado por un Estado concreto. Inicialmente cartaginés con las fracciones de Sheckel, sin lugar a dudas después con el Denario romano.


Es aquí, cuando tomando como referencia la cronología que hemos establecido para el serial vesciense, asociándolo al análisis metrológico. Deducimos que se trata de la serie 5ª (fig. 9) como la última acuñada por Vesci, pues su peso se sitúa en unos 12-13 gramos de bronce. Este dato métrico nos dice que la serie 5ª está más cerca a los aproximados 13 gramos que se instituyó para el sistema As semiuncial romano a partir del 91 a.n.e. Por contra, desechamos al quedar más lejos la tara para la serie 4ª (fig. 8) que se encuentra en unos generosos 17-18 gr. Siempre y según los estudios metrológicos con los que contamos actualmente. Además está el hecho que por parte de los monederos siempre se jugó con la búsqueda y equiparación de nuestra divisa vesciense ante una actuación dentro del sistema monetario romano.

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Notas al pie:


(25) A finales del primer siglo, Roma intenta armonizar las emisiones monetarias indígenas, imponiendo cada vez más el latín en las series semiautónomas. La heterogeneidad circulatoria es ahora la norma en el conjunto del mediterráneo. La impresión que se consigue así del Mediterráneo romano en el siglo II a.n.e. es la de una serie de área cerradas y compartimentadas entre sí. En ellas circulan monedas de poder liberatorio medio (denarios), conjuntamente con emisiones con claro valor fiduciario (monedas forradas y de bronce con meteorología variada e inestables). López, F. 2019: 113-114.

(26) Los magistrados mencionados ante las leyendas representan el último nivel de autoridad. Su presencia en las leyendas monetales no siempre ha de tener necesariamente un sentido de control, ya que su mención también puede deberse al deseo de sancionar la legalidad de su acuñación, reforzando así su aceptación. 

Incluso la leyenda monetal pudo ser que apareciera semejante nombre por una referencia explícita a aquella persona que paga la emisión para distribuirla entre los ciudadanos. Ripollès, P.P. 2010: 17.

(27) Ruiz, I.D. 2010: pp 607-612; Martín, J. A. 2015: 98 y 109.

(28) Comienza con amonedaciones que se denominan acuñación cívica, posteriormente será municipal, al unir sobre la pieza el lema Aedile, unido al nombre personal nos está reconociendo el rango estatutario de la ciudad. Un rótulo aciniponense de cara a la epigrafía contenida que dará como resultado AEDILE L·FOLCE.

(29) Clavero, A. 2022b: 81.

(30) No obstante, también es asociada a Heracles-Melkart, cuyo único atributo suele ser la espiga de trigo.

(31) Las inscripciones latinas en las monedas romanas generalmente comunican su circulación, y además tiene un estatuto oficial. El latín constituye el lenguaje estándar de las monedas y es también el idioma oficial del ejército. La élite de Roma veía igualmente la lengua latina como un símbolo de su ciudadanía e instituciones políticas. En el caso de las monedas, la presencia del latín posee la intención de comunicar este estado oficial al usuario. Sin embargo, muchas inscripciones latinas fueron muy probablemente indescifrables para la mayoría de sus habitantes y esto es debido a su longitud y carácter abreviado. Incluso aquellos que podían saber latín con el propósito de participar en las transacciones de mercado podrían haber sido incapaces de leer e interpretar ciertas palabras, abreviaturas e iniciales poco claras. López, F. 2019: 130-131.

(32) Cerdà, P.; Ripollès, P.P. 2022:

(33) Asamblea como en Bailo. Clavero, A. 2022a: 42 y 2022b: 58.

(34) Juan Temboury, académico e investigador malagueño realizó varios trabajos arqueológicos en la zona de Cerro Gordo (Salitre-Algatocín) allá por la década de los años 40 del siglo XX. En base a un informe elaborado por Teodoro Galache, quien parece ser realizó prospecciones junto aquel, se sabe que hubo un hallazgo de 50 ejemplares de moneda clasificada como romana, sin detallar en el informe más aspectos relativos al hallazgo.

(35) Conventus Gaditanus. Curchin, L.A. 1990: 166. También se ha reivindicado como perteneciente al Conventus Astigitanus. https://tesauros.cultura.gob.es/tesauros/toponimiahistorica/1211479.html [visitada 24/8/2024].

(36) La mayoría de hallazgos registrados oficialmente se encuentran en Extremadura, lógicamente más próximo a cecas como Arsa y Turri-Regina.

(37) De las reacuñaciones realizadas apenas hay constancia alguna en detalle. Cerdà, P.; Ripollès, P.P. 2022:  

(38) La premoneda metálica anónimo y recortada a partir de lingotes, barras, discos o cualquier otro tipo de formato (lo que la historiografía alemana e inglesa denomina como hacksilver o hackgold), fue utilizada en la península ibérica durante la segunda guerra púnica (s.III a.n.e.). López, F. 2019: 23.

(38) Clavero, A. 2022b: 69. 

(40) MIB 64713 en Ripollès, P.P y Gozalbes. M. (ed.), Moneda Ibérica.

https://monedaiberica.org/v3/coin/64713 [visitada 11/3/2023]

(41) Lorichs creía que la leyendas eran celtíberas, cuando en realidad se trata de una escritura fenopúnica en evolución. Clavero, A. 2022b: 62.

(42) Los cospeles de este tipo son bastante irregulares, y es posible que alguna moneda sea reacuñada. Cerdà, P.; Ripollès, P.P. 2022: 

(43) CNH 3- MIB 201/02; ACIP 2446 -VcVv 11.

(44) Carisa, Castulo e Ilipense.

(45) López, F. 2019: 113.

(46) Durante el reinado de Augusto, se consideró símbolo de su triunfo el hecho que las tribus vencidas abandonaron sus refugios en las cumbres de las montañas y formaran comunidades de agricultores en las llanuras, preferiblemente dentro del territorio y el control jurídico y fiscal de un centro urbano. Al parecer, la estrategia dio resultado entre los turdetanos de la Bética. Garnsey, P. y Saller, R. 1991: 24.

(47) Se cuestiona la posibilidad que se pagaran impuestos regulares a Roma con moneda de bronce. Pues, existen importantes dudas sobre la posibilidad que los romanos percibieran impuestos monetarios en un metal considerado innoble. 

(48) Las rentas, los impuestos, etc., se convierten de entregas en especie a pagos en dinero. Hasta qué punto esta transformación obedece a la estructura general del proceso de producción, lo demuestra, por ejemplo, el hecho que fracasase por dos veces la tentativa del Imperio romano de cobrar todos los tributos en dinero. Marx, K. 1867. El Capital Tomo I.

Atendiendo a los datos que se dispone comienza a poner de manifiesto que la investigación ha estado sobrevalorando la importancia que pudo tener la recaudación fiscal en moneda y se propone como más verosímil la existencia de una recaudación en especie de los recursos del mundo indígena. Con todo, desconocemos qué régimen fiscal se aplicó a las ciudades y si afectó por igual a todas ellas. Ripollès, P.P. 2000: 340.

(49) Existen casos que atribuyen a indígenas la mención sobre la moneda. CONIP ILQ (ET COL) en la moneda de Onuba. CNH 7 -MIB 1775/4- ACIP 2421.

(50) El empleo, por ejemplo, de mercenarios, celtíberos (posiblemente de la zona malagueña), pero descartamos que tal presencia fuese celtíbera, por parte de los turdetanos del Bajo Guadalquivir, es todo un síntoma de lo que decimos acerca del conocimiento de la moneda como valor de cambio. Chic, G. 1999: 248; Cit. Cf. García-Bellido, M.P. 1997: 311. Buena parte de la moneda nacerá en función de la guerra.