La implicación de Italia y Alemania en la creación de base dineraria.
INTRODUCCIÓN
La Guerra Civil española fue el conflicto armado más mortífero vivido en la Historia del país. La Alemania nazi y la Italia fascista enviaron ingentes cantidades de armas y tropas con destino al ejército insurrecto durante la guerra. Todo lo cual, se conoce. A ello, hay que añadir la fabricación masiva de dinero en forma de billetes y moneda hacia los alzados en rebelión, para que éstos crearan la oportuna nueva base monetaria. Sustituyendo así la masa monetaria en efectivo de la Segunda República española.
En este artículo intentamos estar lejos de la habitual equidistancia que pueblan las publicaciones referentes a la economía en el Estado español, entretanto éstas abarcan la guerra y parte del franquismo. Lo recurrente en las disensiones destacadas es equiparar cómo se desarrolló la actividad financiera en un determinado bando u otro a lo largo de la conflagración.
Hoy día, existen pocas o apenas publicaciones con precedentes en recurrir al análisis monetario. Ello ocurre tanto en las obras de numismática como de economía abiertas al público.
En cambio, aquí tratamos de sintetizar lo sucedido o cómo actuaron los distintos agentes económicos en el proceso de creación de una nueva moneda peseta, que se introdujo en la economía por la protección de unos actores económicos externos concretos. Los cuales llegaron a ser muy influyentes, en cuanto la participación política monetaria afectó a la sociedad y la propia guerra. Jugando todo en su conjunto, un papel decisivo en el resultado de la Guerra Civil en España.
Asimismo, tomamos como referencia a autores relevantes, algunos economistas e historiadores que no cuentan con un proselitismo, partidismo o simpatía favorable hacia la República. Los referentes, mayoritariamente (no todos), no son sospechosos de coquetear o ser cercanos con quienes fueron los derrotados en lo militar, político, económico y social que supuso el desenlace trágico de la 2ª República. Todo lo contrario, pretendemos destacar como desde la oficialidad y hagiografía franquista, pasada y actual, se muestra las propias contradicciones del fascismo español.
Detallamos cómo se organizó el complot monetario que comprende la subordinación en parte de la economía y política española a Alemania. Junto a como ésta se produjo en el bando franquista en aspectos tales como la libre empresa o la importación y exportación de productos claves para el exterior. Además, la participación periférica fue vital en la creación de una sólida y creciente base monetaria, que a la larga circuló por todo el suelo español. Una novedosa masa monetaria tan necesaria para la aceptación de un innovador Estado autoritario, a través de la presencia de esta “original” peseta en los mercados de divisas de Europa e internacionales. Así, por la importancia que tomó en la insurgencia la utilización del fenómeno monetal para unos espurios fines.
Por cierto, destacar a Hitler y su papel e influencia en la Guerra Civil está ampliamente justificado con los datos y hechos que aportamos someramente. Al gran genocida del siglo XX no se busca para darle visibilidad o protagonismo porque si, ni destacarlo por la mala imagen o impopularidad que podamos tener del nazismo por encima del fascismo italiano. Aunque ello sí se manifieste y desprende entre la clásica tradición de los estudios publicados por la izquierda internacional y española.
La emisión y creación de una divisa por el Estado fascista no pudo reemplazar la economía real, en términos de medios de producción de la II República anteriores a la guerra. En consecuencia, los largos años de penalidades durante la posguerra.
EL DINERO, UN MEDIO MÁS PARA HUMILLAR Y GANAR LA GUERRA
La Guerra Civil 1936-1939 se considera un conflicto no solo militar, el cual se propagó a lo económico desde lo internacional hasta llegar a lo local. Trascendió la mera economía por la influencia que le supuso el contexto Europeo bélico que existía. Además, la condicionó la entrada de unos sujetos que influyeron tanto en la salvación financiera a Franco y auxilio económico en el golpe de Estado, así como asistencia y sustento en la posguerra. Junto a la consiguiente insurrección armada durante nuestra gran catástrofe.
Hoy día, existe un consenso generalizado al reconocer la Guerra Civil como un preludio o prólogo al albur de los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial (en adelante 2ªGM).
Igualmente, el matiz financiero trascendería al aspecto puramente estratégico militar por la difusión implícita de una ideología extrema, patrimonio de las oligarquías españolas e internacionales. Adosada al hecho de ser una sublevación homicida con unos claros objetivos económicos y, por supuesto, bajo una crisis política concretada en el complot monetario, y participación exterior de países, agentes conspiradores y entidades bancarias (1). Siendo las mismas determinantes en la maquinación tribal de la injerencia monetaria.
Ejemplo que ocurrió con la emisión fiduciaria y “control” de la base monetaria que operó y circuló en el territorio español, como al igual por la explotación de parcelas económicas y sectores empresariales vinculados a la exportación de recursos naturales estratégicos sobre las materias primas nacionales.
Efectuada la explotación de aquellas por sociedades alemanas (2) a cambio de tal participación complice en la guerra y en la política económica. Al igual que el monopolio que se originaría en ciertos ámbitos empresariales, sobre todo, en el comercio exterior (3).
Cabría apreciar que no todo se limitó a la operativa logística militar e intervención exterior armada. En gran parte nos centramos en lo fundamental y decisivo del aspecto monetario. Aquel aspecto propiciado por la rebelión para la consolidación en el área territorial bajo dominio del fascismo español. Todo unido a dinámicas propias del modelo capitalista moderno.
Un nuevo Estado sobre ideas viejas fue aquello que creó el dictador Franco. Al propiciar él, en su calidad de emisor de valor, una moneda peseta en disputa con la peseta legal y legítima. Aunque dicho Estado era también Banco de unos novedosos billetes de papel y moneda metálica peseta de 25 céntimos (4).
Franco no poseyó limitación alguna de dinero que le impusiera una cierta restricción financiera a su gasto de guerra. De igual modo Franco se halló en una situación económica proclive para obligarse a obtener más y más créditos (5). Aun procedente los mismos de alguna entidad financiera exógena nacional y, así lograr efectuar una cómoda adquisición de armas, al igual que favorables pagos de sus suministros concertados.
El recién degenerado Estado obtuvo poca o casi ninguna restricción financiera alguna a créditos. Las únicas restricciones quedaron respecto a objetivos políticos monetarios en la estabilidad de precios, cuando otras restricciones no se aplicaron por igual a la ciudadanía. Al recaer sobre los vencidos las decisiones más dolosas y lamentables de política económica, como llegó a ser la entrega de dinero a los vencedores por los derrotados, a través de la administración de un capital denominado: Fondo de moneda puesta en circulación por el enemigo (la República).
Los fascistas españoles eliminaron, de un plumazo, el papel moneda regulado por el Banco de España (en adelante BdE), del gobierno de la II República. Sustituyendo la base monetaria republicana por una propia. Una masa monetaria emitida poco regulada por la insurgencia respecto a la cantidad que llegó a poner en circulación.
Se trazó un elaborado plan en la creación de dicha nueva base monetaria, fabricando billetes (6) y monedas en:
- Alemania (papel moneda offset, divisionario y billetes).
- Austria (moneda metálica).
- Italia (papel moneda divisionario y billetes).
- Muy en menor medida en España (solo impresión papel moneda divisionario).
Por añadidura, todos los nuevos billetes de pesetas fraccionarias de las fábricas litográficas de: Portabella, Coen & Carte Valori y Geisecke & Devreiet (7), alguna de ellas con exclusividad en emisiones divisionarias de nueva creación del papel moneda, constituyeron parte de la nueva masa monetaria en papel.
Todo este papel moneda divisionario sustituyó a las antiguas monedas y, a la vez, a la recientemente emitida peseta de plata (8), puesta en circulación por la 2ª República (9). Tales billetes fraccionarios y su introducción en la economía, con dicha masa monetaria fluctuando y circulando entre la población, obtuvo una importancia crucial en el establecimiento y consolidación de la soberanía monetaria del régimen franquista en la España ocupada.
En vista que aquel a posteriori nuevo Estado, solo dispuso en circulación, al inicio, de billetes resellados con una estampa en seco (papel moneda fascistizado). Excepto ese papel moneda, el resto de la base monetaria, cantidad de dinero disponible en la economía española para comprar bienes, servicios y títulos de ahorro, estuvo compuesta, principalmente, por billetes sobre los que existía un reflejo contable nacional y, que posteriormente, habrían sido canjeados por otros billetes que fueron estampillados. Lo cual desarrollaremos más adelante.
Por todo ello, la ley del 9 de noviembre de 1939 estableció un nuevo marco monetario en el Estado español, en el que se invalidó el sistema de garantías metálicas precedentes. Anteriormente regulada por la Ley de Ordenación Bancaria de 1929 para los billetes del BdE.
A partir de aquella Ley de 1939, todo el papel moneda del BdE de Burgos, que había sido emitido durante la guerra, fue declarado plenamente medio legal de pago con total poder liberatorio para operar en la economía estatal e internacional. Mas, el billete seguiría conservando la tradicional leyenda pagará al portador, cuando realmente se trató de un papel moneda totalmente fiduciario.
La guerra monetaria consistió que en el contexto del orden monetario durante el conflicto económico entre las dos pesetas, la fascista y la republicana, la utilización de la Peseta por ambos contendientes actuaría como un dique de contención económica ante el enemigo. Un elemento de guerra más y de presión para la victoria fascista final en España (10).
Indistintamente, los dictadores europeos dirigieron, frecuentemente, un incesante recurso de armamento de última generación, y de personal militar especializado a favor de los rebeldes. Constituyendo en términos financieros una cantidad total mucho mayor que el conjunto de las reservas que poseyó el BdE de Madrid, y que la República dispuso e invirtió en hacer frente a los gastos de la propia contienda (11), unido a los no bélicos exteriores (12).
El respaldo exterior recibido por Franco, expresado en términos monetarios, superó con creces el total de reservas de oro que poseyó el BdE de la República (13).
La necesidad de promover y proveerse por parte de los fascistas españoles de un instrumento rápidamente aceptado como unidad de cuenta, medida y reserva de valor, así como medio de pago por la población conforme arrebataron localidades y ciudades a la República, determinó la aparición de la Peseta fascista. Ello, fue decisivo para la consolidación franquista en España. Tras arrasar el país en una orgía de muerte, caos y reguero de sangre sobre los vencidos. Continuando las masacres y violencia una vez finalizada la guerra.
En definitiva, Francisco Franco es un dictador fascista más de los que poblaban la Europa de finales de los años 30 y principios de los años 40 durante el siglo XX. Tanto él como su cohorte eran proclive hacia la ideología nazi.
Los nazis no operaron por sí solos en España o por una exclusiva afinidad ideológica, logrando así articular el plano económico nacional. Éstos contaron con la voluntad y beneplácito de Franco para afianzar sus intereses comerciales en la península. Originando, en gran medida, un modelo económico con el títere de Franco a la cabeza y, comoquiera éste de rodilla a las disquisiciones del Führer alemán. Los nazis tampoco operaron para un exclusivo control económico, pues provocaron la consolidación del modelo de Hitler en España con un Franco acabando en genuflexión a la estrategia mineral del Führer.
Sobre quienes propiciaron la participación alemana para la ejecución de la política monetaria previo al golpe, no existe una base documental que la respalde y justifique sistemáticamente. Hay sospechas que hubo ciertos contactos y confraternidad con la Alemania nazi por parte de CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas)(14), aunque se acredita la participación de su líder Gil-Robles en un Congreso del Partido Nazi en Nuremberg.
Pero, hasta el momento no hay suficientes pruebas empíricas o referencia documental como para poder aseverar que estos contactos fructificaran en la firme decisión, de antemano, en colaborar por parte de los nazis en el golpe de Estado, o posterior Guerra Civil y ayuda en la fabricación monetaria. Sin embargo, las evidencias así lo indican, dando pábulo a creer y pensar en ello.
En cambio, la iniciativa financiera y el compromiso económico de los fascistas italianos en los preparativos de la sublevación sí están claros.
Existen numerosas publicaciones y base documental que lo aseveran y constatan, por ejemplo por parte del economista Ángel Viñas (15).
El Tercer Reich llegó a controlar mayoritariamente una serie de empresas y parcelas de poder que actuaron en diversos sectores (16), como la acuñación de moneda e impresión de billetes y, particularmente, en la explotación minera de materias primas. Es más, las incesantes presiones alemanas para conseguir una decisión favorable al Reich en sus intentos de penetración en la minería española no pararon en ningún momento, ni en la Guerra Civil ni al finalizar la contienda en España.
La desviación del comercio hacia el Reich alemán produjo en la economía española un efecto pernicioso y círculo vicioso, dada una injerencia y satelización al Reich, porque cada vez más empresas españolas y sectores estratégicos pasaron a control nazi (17). Ello, además, atentó contra los intereses económicos españoles e incluso vulneraba sus propias leyes y parcelas de soberanía del incipiente Estado fascista (18).
Con todo, la dependencia respecto de la ayuda militar alemana obligó a consentir la intervención económica de los mismos. Aquello que podríamos denominar cómo un proceso de penetración seudo colonial por parte de Alemania o más bien un Anschluss “primigenio” de proporciones notables, que no logró culminar en España por el giro que tomó la 2ªGM en Europa. Para después, ahondar el franquismo en un pragmatismo geopolítico con parte de los aliados.
Durante la guerra civil el régimen de Franco había acatado o favorecido tan complicado, pero a la vez primitivo sistema de compensación de la deuda exterior por materia prima en especia con Alemania (19). El predominio planteó graves problemas; si en esa época no parecía posible suprimir la política comercial basada en el simple trueque, su mantenimiento limitó la capacidad de generación de divisas vía comercio exterior. El comercio vía compensaciones privadas equivaldría, en efecto, a un verdadero fenómeno de intercambio primitivo de productos por productos, que llevó a la adopción de una política económica exterior cada vez más angustiosa para el régimen franquista (20).
Acabada la guerra, la dictadura no pudo acceder ni aplicar divisas exteriores, muy escasas, para redirigirlas a la adquisición de las mercancías indispensables para la marcha de su economía y, así alimentar al pueblo español. El cual, quedó muy maltrecho, desnutrido a consecuencia de la ingente exportación de alimentos locales a Alemania e Italia en el transcurso de la 2ªGM. De resultas, la falta de divisas ahondaría en la dependencia económica hacia los socios totalitarios del Eje.
En tales condiciones, fácil era advertir la importancia del apoyo de las potencias fascistas en términos tácticos, al igual que la ayuda financiera objetivada de ciertos círculos del empresariado palmero español e internacional a Franco.
Por lo expuesto hasta aquí, sería fácil advertir que quizá se haya deducido que si Franco fue capaz de superar durante y tras la Guerra Civil las restricciones político-financieras del exterior, planteadas al inicio de la guerra por el Comité de No Intervención (21), ello se debió, fundamentalmente, al auxilio económico otorgado por las potencias nazi-fascistas a través de arreglos muy dispares y diversos que eludían las resoluciones de dicho Comité.
Al terminar el conflicto, el régimen se encontró poco menos que en suspensión de pagos internacionales y, aún quedaba por resolver el complejo andamiaje de la deuda exterior. Junto a otros problemas de diversa índole, de entre los muchos gestados en la contienda, como la reconstrucción industrial y civil.
Aunque, todavía no se ha realizado una estimación cuantitativa más precisa de los datos de basamento del crédito financiero obtenido por Franco, cabría indicar, al menos, que el volumen de recursos y servicios recibidos a crédito por el Ministerio de Hacienda de Franco, mientras duró la guerra, no puede valorarse en términos monetarios desde el punto de vista económico. A tenor por las partidas financieras que aún no están descritas ni identificadas su origen y procedencia (22).
En definitiva, sin la ayuda de las potencias nazi-fascistas, Franco no hubiera logrado superar, en absoluto, los “constreñimientos” que se suponía debía imponer el Comité de No Intervención. Ni mucho menos, desviar exportaciones para atender al pago de suministros que no era posible obtener a crédito.
Los rebeldes carecían en principio, como ya se sabe, de base monetaria y recursos financieros similares a los del BdE republicano. Esto no le exime de responsabilidad, tampoco le supuso ninguna “piedra en el zapato”, ante la facilidad que aquellos pudieron acceder a fuentes de financiación y crédito externas.
En lo concerniente a las necesidades de medios de pago exteriores, pudieron contar con la ya citada ayuda de Alemania e Italia, con las donaciones privadas (incluida la del ex-rey exiliado en Italia, Alfonso de Borbón), los créditos de empresas, bancos españoles (23) y extranjeros (24).
En el plano interior, se nutrieron, en un primer momento, de recursos financieros por la propia generación de una base monetaria. Primero, gracias al estampillado de los viejos billetes en circulación. Posteriormente, con la emisión de nuevos billetes y una pieza metálica de 25 céntimos. Unido a anticipos procedentes del BdE fundado en Burgos y con fondos recogidos por la suscripción particular fascista. Respecto de figuras destacadas como el banquero Juan March. También, con la recogida de plata (25), dinero incautado y expoliado a republicanos, en menor cuantía con los recursos impositivos aplicados.
Si bien, el Estado fascista instituyó la pecunia franquista con la creación de base monetaria, no tanto porque lo definiera el mismo como de curso legal, sino porque la población aceptó recibirlo como abono por sueldos y salarios, así para pago de impuestos (26). Hay que aclarar que los impuestos que aplicó el régimen franquista no se necesitaron para financiar directamente la deuda y el gasto estatal, como la compra de armas a Alemania e Italia, en lugar de ello se generaron la demanda interna de la Peseta fascista que se requería en el área ocupada. Y con lo cual, sí pudo hacer frente con el trabajo laboral y los medios de producción, de cara a liquidar y pagar los préstamos adquiridos previamente. Saldando las deudas recibidas en especie o no, contraídas por acuerdos con las potencias del Eje.
El gran problema lo tuvo el gobierno de Franco al endeudarse excesivamente en divisa extranjera, principalmente en liras italianas, marcos alemanes y dólares estadounidenses, por unas deudas externas convenidas antes o al inicio del golpe, pues no todas ellas pudieron ser sufragadas solo en especie.
La estrechez de la posguerra española, conocida popularmente en el país como los años del hambre, era sin duda una consecuencia directa por un sobre esfuerzo económico que realizó la población civil española (27), principalmente el grupo derrotado en fallecidos. Al cual se le condenó en vida junto a sus descendientes, en sufragar los gastos de la guerra en la que incurrió Franco. El autoproclamado como centinela de occidente.
La guerra española demostraría al mundo que en el siglo XX para ganar una contienda bélica hacía falta algo más que un simple ejército en armas. La duración de la guerra se prolongó innecesariamente, a pesar de los excelsos medios financieros, humanos, técnicos, materiales y logísticos que aquellos contaron. Pues el oro y la plata incautados (28), la aplicación de tasas impositivas en las demarcaciones arrebatadas, las confiscaciones masivas a los republicanos o la emisión de dinero gracias a la ayuda alemana e italiana, fueron significativos y determinantes, pero no suficientes por si solos para estimular o expandir la futura economía en la posguerra.
Medidas como la incautación de toda la plata (29) y oro existente no tuvo otro designio que el pago de la deuda y la adquisición de más material de guerra, o bienes destinados a los rebeldes. Visto que, el papel peseta que emitió la autoridad franquista carecía de respaldo alguno de metal, es decir, al ser los billetes totalmente fiduciarios, la plata incautada era para ser fundida y utilizarse como medio de cambio para la adquisición de productos, así como pertrechos militares procedentes del extranjero. De ahí, que el poseer numerario de plata como las monedas acuñadas por la II República y, en tiempos de los reinados de Alfonso XII y XIII (30), era constitutivo de delito si no se entregaban al Estado. Mientras que, quienes contaron con respaldo social o vínculos con los alzados acumularon la plata y el oro, sobre todo, las piezas monárquicas y, aquellas cuyo valor crematístico era mayor.
La peseta republicana en plata, supuso un recurso eficaz para su fundición y posterior valor de cambio. El poseerlas constituyó una infracción por incumplir el delito que obligaba a entregar las piezas en plata. De ahí, que a pesar de los 2.000.000 de ejemplares que se acuñaron de 1 peseta de 1933 por la II República (31), éstos, con cierta probabilidad, se destinaron por parte de Franco para el pago de las deudas contraídas en la guerra, por ejemplo, con Estados Unidos de América (32). A los cuales se pagó con plata y oro, procedente de las incautaciones (33).
Cabe decir, que de los recursos extraordinarios qué financiaron a los rebeldes, uno de los más importantes fue la emisión de dinero en forma de billetes (impuesto inflacionista) (34), junto a las incautaciones. Sin desdeñar la venta de materias primas y productos agrarios al exterior, donde destacaron los nazis como principales promotores y beneficiarios, como ya hemos insistido.
Franco, además, contó con abundantes créditos estatales firmados directamente con los gobiernos de Italia y Alemania.
Las potencias nazi-fascistas persiguieron, aparte de metas ideológicas comunes, una finalidad estratégica militar obvia, quizá, era más clara en el caso de Mussolini. Ambos líderes buscaron influir en España de cara a la situación geopolítica por la guerra mundial en ciernes, que eran evidentes. Dado que coincidían en el deseo común de Alemania e Italia en debilitar la posición francesa en el Mediterráneo occidental (35).
Los grandes patrocinadores de Franco, sin lugar a dudas, son Hitler y Mussolini. El apoyo de uno y otro, tanto para la ejecución del golpe como para el desarrollo de la guerra, junto con la creación de base monetaria, créditos, armas y tropas, fueron determinantes en la consecución de la victoria. Empezó a materializarse dicha ayuda, efectivamente, cuando algunas delegaciones derechistas como monárquicos radicalizados o la CEDA, encontraron cobijo y sustento financiero en Roma para derrocar a la República antes del 17 de julio de 1936.
La ayuda nazi y fascista italiana para Franco es transcendental por una simple casuística, pues ésta se materializó nada más comenzar el levantamiento armado rebelde, tras el fracaso del golpe de Estado. Si bien, una vez que el mismo golpe no tuvo la repercusión esperada, germánicos e italianos no dudaron raudos en continuar dándole cobertura a la asonada golpista, materializándose con una mayor implicación militar y financiera.
El contexto del socorro a Franco fue que frente a la tibieza y reticencias de las potencias democráticas occidentales hacia el gobierno de la 2ª República, los regímenes nazi-fascistas desarrollaron una actitud crecientemente hostil y agresiva contra ésta, proclive en un apoyo descarado hacia Franco.
A la vez, en los campos de batalla de España se forjó aquello que no tardaría en convertirse como una mitología de una unidad divina por la deriva nacional, como justificación de la agresión a la República. Así quedaría España como baluarte de las tesis ideológicas del nacional catolicismo, espada católica en la cruzada por dios contra el marxismo.
Al principio, Italia era quien decididamente había apostado por el golpe de Estado a la II República. Franco “consciente” y sabedor de ello, con la intención que la influencia de Italia en la guerra no fuera en aumento, por los contactos previos monárquicos de los conspiradores, logró que ésta se hiciera irrelevante como tal, en términos políticos. Aquello que pretendía no era otra cosa más que intentar “aparentar” una empatía con el socio italiano, junto con los partidarios alfonsinos y realistas, como CEDA y Renovación (36), al igual con el Vaticano, que fue decisivo en el respaldo total a la dictadura.
Luego, se adhirieron los nazis, con quienes Franco tuvo más empatía y afinidad ideológica. Posteriormente, con el transcurrir de la guerra y, sabedor aquel que las ambiciones nazis eran inalcanzables por una futura victoria de las fuerzas aliadas, giró su alianza. Dejando fuera a nazis como socio preferente.
En el último estertor de la 2ªGM en 1944. Franco retomó los contactos con Reino Unido y ahondó aún más en la participación de la Santa Sede, bajo palio, del papado de Roma. El papel moneda que se emitió en esa época da buena cuenta de ello. Desde la Santa Alianza con la iglesia católica, visible en la iconografía representada en los billetes. Pero también se constata en el numerario monetario con los distintos bandazos icónicos y epigráficos, que se observa in situ en la representación pictórica del billete moneda. Transparentándose además, en la misma contratación para la producción de papel en las fábricas de Alemania e Italia.
En un primer momento, se intentó un concierto para la impresión con una casa británica, para que ésta entregara a los rebeldes el papel moneda ya previamente contratado por la República (37). Más tarde, con otra empresa impresora también británica, para que emitiera sus propios billetes fascistas. Después, la operación monetaria acabó con los derechos de impresión a una casa monetal alemana, seguidamente, se pasó a una empresa litográfica italiana, a continuación, otra vez, a la imprenta alemana, quien finalmente fue la última en fabricar el papel para el Banco de Burgos.
La indefinición ideológica franquista se observa en los virajes identitarios y la influencia política sobre los golpistas y el propio Franco con los billetes que comenzaron a emitirse. Observable, a la vez, a través de una iconografía que abarcó desde escudos murales republicanos en los billetes estampillados primeramente, hasta semblantes con blasones de los borbones. Más adelante, otras figuras icónicas representadas que aludían desde a Reyes Católicos hasta la dinastía Habsburgo de los Austrias (38), con águilas bicéfalas imperiales y, terminando, el águila nimbada de San Juan. Una temática evolutiva ideológica que se representó gráficamente sobre el papel moneda que se puso en circulación por los insurrectos, durante casi todo el tiempo que duró la guerra civil.
Respecto a la masa monetaria que perteneció a la República, el Estado fascista bloqueo e impidió su canje a papel rebelde. Se estima que alcanzó la cifra de unos 13.000 millones de pesetas, es decir, la cifra de dinero en efectivo (sin contar las reservas que poseyó el BdE de Madrid), que quedó sin validez alguna, por ser emisiones con números de serie posteriores al 18 de julio, puestas en circulación tras dicha fecha. A estos 13.000 millones, hay que sumar el volumen de monedas y vales locales de la 2ª República, así como las emisiones de emergencia realizadas en papel divisionario o no. Que a todas luces no llega a los más de 48.000 millones de ptas emitidos hasta 1940 (39), solo en billetes por los fascistas. Aún destinando parte de este dinero a reservas, que se imprimieron para las fuerzas rebeldes hasta 1939. El abuso con desmesura o uso incorrecto del poder de impresión masiva, unido a la enorme deuda exterior, causaría una enorme inflación en la posguerra (40), así como graves efectos sobre la economía y población.
LOS 25 CÉNTIMOS 1937 (1938) EN EL “ANSCHLUSS” ESPAÑOL
La moneda de 25 céntimos supuso además que en 2018 volviera a recordarse un más que curioso y anecdótico “descubrimiento”, que evidencia la hasta entonces más que clara sospecha entre la confraternidad de los fascistas españoles junto a los nazis para la creación de dinero y base monetaria en el Estado español. Una elaboración de moneda en ambos países gracias al papel jugado por las autoridades alemanas, austriacas, el empresario Krupp y fascistas españoles.
En cuanto se refiere a moneda no en papel durante la contienda bélica el que era Estado fascista, únicamente, ordenó acuñar una pieza de 25 céntimos de cupro-níquel (aleación cobre y níquel), de iguales características técnicas que sus predecesoras en este valor. Aunque ciertos numismáticos den veracidad a una pieza de 1938 de 10 céntimos de zinc acuñada en Burgos (III año triunfal, 5 gramos y 25 mm), que no circuló y si se acuñaría, en todo caso, lo hizo solo en prueba. Pero, mayoritariamente la numismática da escasa credibilidad a la existencia de circulación veraz de dicha pieza por valor de 10 céntimos, a pesar del alto precio que alcanza en las subastas esta última pieza descrita.
El numismático José María Aledón (41) apunta que los 25 cts. son fabricados entre la empresa privada Berndorfer Metallwrenfabrik Arthur Krupp A. G. y la pública estatal de la ceca Principal de Viena (42), perteneciente la misma al Banco Central de Austria. El técnico del BdE, Víctor Villanueva supervisó el trabajo en la fábrica. Lo sabemos porque éste se trasladó desde la ciudad burgalesa hasta la capital austríaca.
Dicho ingeniero militar y ensayador castellano (43), además, supervisó sobre el terreno tanto la acuñación como la previa elaboración de los cospeles en la factoría de Berndorf (44) del empresario nazi Arthur Krupp.
El grabador, José López Sánchez-Toda (45) diseñó la pecunia. Su anverso incluyó las leyendas: España, Una, Grande, Libre 1937 II año triunfal, en dos líneas.
Se da la circunstancia que el lema propagandístico de los rebeldes durante 1936 era: una Patria, un Estado, un Caudillo. A semejanza del utilizado por los nazis; Ein Reich, ein Volk, ein Führer. Meses después, el franquismo lo reconvirtió en la consigna: Una, Grande y Libre. Asimismo, el propio término caudillo o generalísimo tiene su componente en idioma alemán con el concepto de führerprinzip.
La indefinición de liderazgo e incluso de régimen político se reflejó también en la homónima de 25 céntimos. Pese a ello, esta moneda no es nada neutra, la pieza al igual que la series de billetes producido, muestra una toma de postura ideológica definida con su destacado emblema alegórico del yugo y las cinco flechas en el anverso (46), a su vez, emblema falangista de las Juventudes de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS).
Junto a la ya mencionada leyenda, pero en el reverso, figura la inscripción 25 Cts. Podemos apreciar el escudo monárquico de 1868 (reina Isabel II), con la corona real a nuestra izquierda del orificio central, es decir, un escudo heredero de la época dinástica de los Reyes Católicos, sustituyendo las armas de Sicilia por las cadenas de Nafarroa, y no el escudo con el águila nimbada de San Juan. A la derecha de la moneda figura 25 y una rama de laurel, aunque hay quien considera que es en realidad una rama de olivo, a pesar de lo específico del decreto de acuñación. Debajo y en el centro, CTS. Bajo la dirección técnica de Víctor Villanueva, sus iniciales junto a las del grabador aparecen inscritas en el reverso de la moneda: ST (Sánchez-Toda) y VV.
La pieza es de níquel al 25% y cobre al 75%. Mide 25 milímetros de diámetro y el agujero central es de 3,5 milímetros, su canto es liso. La aleación de esta moneda de níquel cuenta con tolerancias máximas de 10 por mil. Su peso es de 7 gramos con margen de 15 por mil, en más o en menos. La moneda es redonda torculada, es decir, en forma de tornillo por su agujero central.
Mientras, destacan las pesetas republicanas que lucen imágenes simbólicas sobre la cultura, la ciencia, las artes y los trabajadores. Junto que es enormemente frecuente la alegoría a la República con las matronas y escudos, que recuerdan los diseños posteriores a 1868. Etapa del gobierno provisional que dio pie a la I República en 1873.
En cambio, esta moneda y los billetes franquistas recuperaron las esencias “patrioteras” del quinientos español con el yugo y las flechas de los RR.CC., los escudos de la Casa de Austrias y el escudo de España diseñado en 1868, pero con modificaciones sobre la corona e incorporación de elementos dinásticos del quinientos.
El retorno del uso y aparición del yugo, así como las flechas en la pecunia después de cuatro siglos, por su impronta en la moneda significó volver a la iconografía propia de una estructura social feudal y medieval, con la referencia implícita a la unión que hace la fuerza (flechas), y el fin que justifica los medios (yugo). Un reduccionismo histórico asumido por el franquismo, entorno a unos valores encarnados por los RR.CC. con el relato propagandístico de la conquista, el matrimonio, la iglesia y la vinculación de los reinos de Castilla y Aragón, junto a la unidad ulterior de aquello que consideraron como patria e indivisible.
El recurso a la mitificación del pasado en los billetes, también lo supondría por el hecho de incluir aspectos semejantes en la iconografía presente en la pieza de níquel.
Un decreto del 5 de abril de 1938 autorizó la puesta en circulación de dinero en uso por valor de 25 cts., en concreto 60 millones de ejemplares. Estuvo en circulación hasta el 1 de julio de 1951. Todavía en 2002, en los catálogos numismáticos se consideraba que hubo, en realidad, una tirada monetaria de 47 millones de piezas de 25 cts. En lugar de los 60 millones que finalmente se acuñaron y que dio cuenta de tal hecho un decreto ley de 20 de enero de 1939. Dicha cuantía es muy distinta y ejemplarizante, a su vez, como se creó la masa monetaria por la España fascista. Una Peseta originada con la acuñación y emisión por empresas externas a un control regulado de un verdadero Banco Central.
Si además, tomamos como referencia de cuantía acuñada los 20 millones, de un total de 60 millones, de monedas de 25 cts. que estableció, en inicio, el decreto ministerial de 5 de abril de 1938. Publicado en el BOE de Franco, que podemos leer (47). No queda claro la cuantía precisa puesta en circulación, dada las diferentes cantidades que aparecen en los distintos decretos y catálogos numismáticos de referencia; 20, 47 o 60 millones. Por tanto, ¿quién determinó el numerario a circular en suelo español?, la tirada monetal o la masa monetaria emitida en efectivo de curso legal, y ¿cuál era el concierto con la Casa de la Moneda austriaca?.
La empresa Berndorfer Metallwrenfabrik fabricó los cospeles (discos de metal dispuesto para dar lugar a la acuñación en la fabricación de la moneda), para la mencionada 25 céntimos de 1937. La Casa de la Moneda de Viena comenzó a acuñar la pieza en 1938. Las características fisonómicas de esta metálica son muy parecidas aquellas que habían circulado con anterioridad, como fueron sus predecesoras con los 25 cts. de 1927 y la republicana de 1934, para que así aquella pecunia no resultara extraña de cara al uso por el público.
Sin lugar a dudas, los nuevos 25 cts. se acuñaron gracias al concurso de la fábrica austriaca, en una Austria entonces nazi. La cual quedó anexionada al Tercer Reich, con un Banco Central austriaco bajo control también nazi, tras ser transferido éste al Reichstang alemán. Actuando en relativo soporte financiero y expresiva constancia monetaria del régimen de Franco.
El gobierno de Burgos no tuvo más remedio que encargar sus amonedaciones en el extranjero. La acuñación en Viena de grandes cantidades de la pieza de cupro-níquel de 25 cts., supone otra evidencia más de los nexos de financiación y ayuda directa entre el fascismo español y el nazismo (48). Consecuente dependencia económica y subordinación política que supuso tales circunstancias y acuerdos para la fabricación monetaria. Además, se unía al apoyo político, auxilio militar y comercial creciente prestado por los nazis, en este caso, para la creación de la tan necesaria masa monetaria.
Hay que tener presente que la Peseta moneda había dejado, por primera vez, de acuñarse sobre cospeles de plata. El valor de 1 pta. ya no era de plata, la última la había acuñado la II República por este valor. A partir de ahora y tras la guerra, el material utilizado para representar a la Peseta fue el papel y el cobre. El abandono del patrón plata supuso la sustitución del mismo por un valor fiduciario, es decir, la Peseta comenzó a depender del crédito y confianza que ejercían los particulares nacionales y extranjeros sobre el Estado fascista de Franco.
Luego, esta moneda de 25 cts. llegó al público y al escaso flujo monetario por el decreto de la Junta de Defensa Nacional de 5 de abril de 1938, que se muestra al final del artículo (49).
Éstas y otras medidas de los insurrectos intentaron suplir las carencias de numerario y masa monetaria para la circulación de unidades de cuenta por deuda. Además se trató de sustituir el circulante republicano, poniendo a disposición al público una pieza que recoge parte de la parafernalia fascista del momento, que a ojos de la población no resultara distinta de otras en circulación con anterioridad, así como por los usuarios del área invadida y bajo dominio rebelde (51). En vista que dicha pecunia se asemeja al resto de monedas de 25 céntimos que habían circulado, previamente, a lo largo del reinado de Alfonso XIII hasta la II República.
Fue la primera y única acuñación monetal documentada del gobierno de Burgos en el transcurso de la Guerra Civil.
Aunque cabe mencionar que existen monedas de fantasía y pequeñas acuñaciones de moneda no oficiales en el territorio rebelde, es decir, alegales dentro de la lógica ilegalidad que supuso la misma acuñación de moneda tras la intentona golpista. Estas monedas puede que se acuñaran al principio de la rebelión a nivel municipal por los sublevados, dada la escasez de pecunia divisionaria en los municipios recientemente ocupados, y por encontrarse aislados de fuentes de aprovisionamiento de masa monetaria, como ocurrió con las monedas acuñadas por autoridades fascistas en las localidades subyugadas por el general Queipo de Llano en Arahal, Lora del Río, Puebla de Cazalla, Cazalla de la Sierra y Marchena (Sevilla) (51).
El 14 de abril de 1938, el BOE de Franco (52) publicó un Decreto del Ministerio de Hacienda a cargo de Andrés Amado y Reygondaud de Villebardet (53), que decía así: la escasez de moneda fraccionaria para las pequeñas transacciones, puesta ya de manifiesto en anteriores períodos, lógicamente se agudiza al extenderse el territorio ocupado por el ejército y encontrarse núcleos de población con carencia numeraría.
La disuelta Junta Técnica del Estado pudo ser que estuvo atenta a solucionar las serias dificultades que atravesó la ciudadanía para el desarrollo del menudeo o la actividad comercial al por menor, que quedó patente en el suelo ocupado por la falta de moneda en curso divisionaria. La misma Junta realizó las oportunas gestiones para proveer al mercado de la moneda precisa, contratándose para su circulación una partida monetaria en el extranjero, si bien, hasta que pudiera determinarse, exactamente, las necesidades totales de series de piezas en emisión para la circulación de pecunia que se necesitaban. Estimando que por distintas razones, la moneda idónea a tal propósito son los 25 cts. E iniciar, más adelante, el plan de acuñación de la peseta que llevaría a la práctica regulada por la FNMT, una vez finalizada la guerra.
El valor de 25 cts. de peseta se acuña con características semejantes a la creada por R.D. Ley de 9 de enero de 1925, que se adicionaría a las contenidas en el Decreto Ley de 19 de octubre de 1858. Ello provocó la publicación del decreto de 14 de abril de 1938 (54), que ordenó esta nueva clase de moneda en circulación por un valor en su conjunto de tirada monetal, en principio, de cinco millones de pesetas, 20 millones de piezas. Luego, a propuesta del Ministro de Hacienda y previa deliberación del Consejo de Ministros, se dispuso autorizar al Ministro de Hacienda para ponerla en curso hasta el importe anteriormente citado (55).
La moneda objeto se admitió en las Cajas públicas sin limitación alguna, y entre los particulares hasta la cantidad de cinco pesetas (20 piezas), cualquiera que fuera la importancia del pago.
La moneda de 25 cts. de 1937 es, a día de hoy, un pequeño tesoro para la numismática por su valor científico e histórico económico, al ser un reflejo palmario de la nazificación en la moneda y economía española.
Los fascistas necesitaban una pecunia que dulcificara y enalteciera la proclamación de la guerra en España, en particular, y al mundo en general, con su expresión monetal y considerado II Año triunfal. Así como victoria próxima. En aquello que era una traumática campaña militar fratricida contra la población civil y el legitimo gobierno del Frente Popular.
La Alemania nazi y el régimen austriaco, también nazi, propiciaron tal desempeño económico y propagandístico con holgura por su colaboración y confianza en dicho objetivo de fabricación y acuñación monetaria subsidiaria, además de enaltecedor para Franco. Qué mejor propaganda era aquella moneda que ensalzaba la glorificación de la guerra y las armas. Una acuñación de la cual se hicieron eco los medios de comunicación de la época, como el diario ABC del área rebelde en Sevilla, que publicó el 17 de abril de 1938, su pronta y puesta en circulación, bajo el titular de la noticia: LA NUEVA MONEDA DE NÍQUEL (56).
El Decreto de la Junta de Defensa Nacional, firmado en Burgos el 5 de abril de 1938, ordenó la acuñación de esta moneda de 25 cts. En un momento de imposibilidad en acuñar moneda propia por encontrarse parte de España apoderada, y sin los medios logísticos necesarios, destruida por los casi dos años continuados de Guerra Civil. Entonces, fue cuando Franco echó mano de sus sólidos contactos con los nazis y, logró que la empresa Berndorfer Metallwrenfabrik, relacionada a la estirpe empresarial alemana Krupp, durante el Anschluss austriaco (57), hicieran la plancha cuño del técnico Villanueva y los cospeles necesarios en la localidad de Berndorf (ciudad del distrito de Baden, en la Baja Austria) (58). Y así, posteriormente, la Casa de la Moneda de Viena acuñó la pieza sobre dichos cospeles.
Desde el punto de vista de Juan Bautista Bajo Miguélez, la numismática reafirmaría que; dada la perfección del acabado de la moneda de 25 cts. de 1937, apenas existen variantes de la moneda en cuestión. Ya que además, supuso un descubrimiento las nuevas investigaciones entorno a la moneda de 25 cts., que constataron otra linea de investigación sobre el vínculo nazi. Ello se corroboró en su ochenta aniversario de acuñación, en 2018. En una subasta numismática realizada en dicho año destacó por dar a la luz una pieza metálica de 25 cts. sin agujero central, de la cual existen escasísimos ejemplares con dicha característica, o con desplazamiento del agujero central, además de ser también escasas los ejemplares en calidad PROOF (59).
En el Tercer Reich existían varias cecas emisoras de moneda, es decir, varios lugares de acuñación representados por una letra mayúscula en un espacio destacado ubicado dentro de la propia moneda de marco alemán. A:Berlín, B:Viena, D:Múnich, E:Dresden, F:Stuttgart, G:Karlsruhe y J:Hamburgo. En la ceca de Viena, B, se acuñaron en el mismo período la moneda de 25 cts. de 1937 (1938) y la moneda de 1 Reichsmark alemana (60).
Ya se había apuntado, por ciertos expertos en numismática, que existía otra variante de esta moneda de 25 cts. con el cospel más fino y una acuñación borrosa. Demostrando que la ejecución de los cospeles para la elaboración de la moneda fascista española y la moneda alemana eran iguales, ambas realizadas en Viena. Peculiar caso con similares características en el cospel y realizados por la misma compañía, la del empresario nazi Gustav Krupp. Si bien, la presencia de esta moneda lejos de demostrar la fabricación de los cospeles, aquello que se trasluce es la acuñación por la casa de Viena de ambas monedas, la franquista y la nazi.
El 8 de febrero de 2018 tuvo lugar una subasta en Juan Antonio Herrero, que evidenciaría tras la adjudicación, una vez más, los estrechos nexos entre nazis y fascistas españoles, por acuñar moneda y poniéndola en circulación, para así efectuar en 1938 la emisión de la principal moneda de referencia numeraria en uso y circulación en uno y otro territorio (61): 1 Reichsmark en Alemania y 25 cts. de pta. en la España fascista.
Por ende, la aparición reciente de una nueva variante de la moneda de 25 cts. de 1937, con similares característica tanto de aleación como peso y diámetro a la moneda alemana de 1 Reichsmark, ambas de cupro-níquel, pero esta novedosa variedad 25 cts. cuenta con un peso de 4,87 gramos y un diámetro de 23 milímetros. La misma hace diferir y queda algo lejos de los 7 gramos y 25 milímetros que fijó el Decreto de 5 de abril de 1938.
En cambio la variedad de 25 cts. sin taladrar (XC-125), se encuentra más cerca del peso y medida del 1 Reichsmark, con 4,85 g y 23 mm, y que se fabricó en Viena con fecha de 1939 (62).
Posteriormente, ya finalizada la guerra se dotaría en dar una mayor importancia y protagonismo a una FNMT. Facultándola para lograr establecer con carácter permanente el servicio de fabricación de los billetes y monedas como Banco emisor, concertando los oportunos contratos de suministro con el Estado español.
La primera actuación de la FNMT fue la de facilitar la masa de moneda metálica del que el mercado interior español era más que deficitario.
Llegados a este punto, se da la circunstancia que el escaso níquel que se exportaba en esa fecha a través de concesiones mineras, y que explotaron los nazis en suelo franquista era a través de empresas como SOFINDUS, HISMA-ROWAK (63). Níquel que se importaría a continuación. La misma materia prima entró en suelo español en forma de moneda gracias a Alemania y Austria por ayudar a Franco en la fabricación de numerario. Paradoja del contenido níquel exportado y luego importado en forma de moneda, puesto que dicha aleación se había utilizado para la elaboración del cospel en la moneda de 25 cts. acuñada en 1938 en una Viena nazi, como hicimos énfasis.
(1) Cuadro I.
(2) Anexo I. Para llevar a cabo las transacciones comerciales Hispano-alemanas se había creado en España la compañía Hispano-Marroquí de Transportes, HISMA. Registrada en Tetuán, 31/07/1936, bajo el nombre de Carranza y Bernhardt. Posteriormente, se constituye su homóloga en Berlín, ROWAK. Fue, precisamente, el espía nazi Johannes E. Bernhardt quien anunció el acuerdo entre la empresa especializada en la fabricación de papel moneda, Geisecke & Devreiet y el BdE de Burgos, para la emisión de papel peseta en el área bajo control de las tropas sublevadas.
De ahí que Bernhardt sea el eslabón o correa de engranaje que une, una vez más, a los nazis con Franco, y la creación de buena parte de la base monetaria en efectivo. Otra vez, en lugar del habitual tráfico de armas que era la operación principal a la que se dedicaría el complejo HISMA-ROWAK dirigido por Berhardt.
HISMA-ROWAK jugó un papel importante para la fabricación de dinero como intermediario para la impresión de papel moneda.
(3) El conglomerado empresarial aglutinó distintas filiales y compañías dedicadas, principalmente, al sector servicios, y especialmente, dedicadas al transporte del wolframio y flourita hacia el Tercer Reich. Además de otras actividades como los transportes, la maquinaria, el corcho, lana, cuero, vinos y frutas, que acabaría monopolizando las relaciones económicas comerciales entre la España fascista y la Alemania nazi, por parte de SOFINDUS.
(4) La emisión monetaria de pecunia comenzó con la acuñación de sesenta millones de discos de cuproníquel, con los 25 céntimos acuñados en el Austria nazi. Proseguiría con los estudios técnicos que justificaban aquello que pronto se convertirá en una realidad, respecto a piezas de bronce. Que, sin embargo, según se decretó no fueron de bronce sino de aluminio y debía culminarse con una nueva moneda metálica de cinco, dos y una pesetas. La primera moneda de 1 peseta aparece en 1944, de 2 pesetas no apareció ninguna durante el franquismo, aunque sí de 2,50 pesetas en 1954, de 5 pesetas no se acuñaron hasta 1949.
(5) La recogida de toda la plata existente en moneda o no en el área republicana, se verificaría por el Decreto de 13 de octubre de 1936, que proporcionó el valor fiduciario con carácter de dinero representativo para que se pusieran en circulación Certificados de plata por valor de 5 y 10 pesetas del BdE republicano, con la fecha de emisión y firma de 1935. Tales Certificados de plata no fueron considerados como papel moneda en la España fascista.
(6) El dinero billete dejó de ser una mercancía representativa por su sostén o respaldo en plata. En cambio, el papel moneda era dinero auténticamente fiduciario. El valor que tenían recogido los billetes se debía a la declaración que sobre el mismo realizaba una autoridad o Estado, ya fuere fascista o republicano, que se tenía destinado para un uso y circulación efectiva. También por el crédito y confianza, es decir, por la fe que inspiraba al portador del papel moneda o potencial portador del billete sobre una futura aceptación como medio de pago.
(7) G & D actualmente es proveedora de euros al Banco de Alemania. El todopoderoso Bundesbank. Además de ser G & D una importante empresa que continúa con sus ramificaciones en el Estado español, concretamente en Barcelona, donde cuenta, hoy día, con la filial Mobile Security Iberia S.A. Dedicada a la fabricación de papel moneda, tarjetas inteligentes y sistemas de manipulación de efectivo.
(8) Existía un sistema monetario bimetálico que amparaba la circulación de monedas de plata.
(9) Durante 25 años de aplicación de la Ley del 20 de enero de 1939, solo se entregaron al Estado unas 2.800 toneladas de piezas de plata de las casi 6.000 acuñadas a partir de 1868. Es decir, se retiró solo el 47% de la plata de las monedas que habían sido acuñadas. El resto estaba atesorado en las casas particulares o se exportó durante la guerra para comprar pertrechos militares. La consecuencia principal de esta Ley, entregasen o no las pecunias sus tenedores, fue que dejaron de circular todas las monedas de plata de 0,50, 1, 2 y 5 pesetas acuñadas en España desde 1868.
(10) Este hecho no se había producido en las constantes guerras civiles de centurias anteriores en España, y en al menos las tres guerras civiles del siglo XIX. En ninguna de ellas hubo dos pecunias usándose indistintamente por los contendientes. Las piezas metálicas de las fuerzas beligerantes habían convivido entre sí con cierta naturalidad, gracias que en el pasado, cada una disfrutaba de un valor extrínseco de intercambio de precios muy próximo al intrínseco del metal.
Esta circunstancia dejó de ocurrir al operar un papel moneda, en ambos combatientes, de forma totalmente fiduciaria, es decir, ningún metal respaldaba el valor de las dos pesetas en cuestión, tan solo el valor de la misma era respaldado por el hecho de ser emitida la Peseta por unos sujetos (de una parte las autoridades legítimas de la República, por la otra, unos mandos militares alzados contra la legalidad gubernamental) y por la credibilidad que desde los tenedores de deuda del Estado le daban a dichos sujetos emisores de Peseta.
Sánchez Asiaín, J. A. (1992): “La banca española en la guerra civil 1936-1939”. Real Academia de la Historia, Madrid.
(11) Sin embargo, han descubierto que las cifras que Larraz nos ofreció en su Resumen provisional sobre la evolución de la Hacienda Pública desde el 18 de julio de 1936 hasta finales de la guerra, son del todo inexactas y que junto a determinados recursos reflejados, además se obviaba aquellos que procedían de la recaudación por una parte de la renta nacional, y recaudada mediante gravámenes extraordinarios, multas, requisa de bienes, cuestaciones y suscripciones voluntarias o no de los ciudadanos.
(12) El gobierno de Burgos usó la llamada guerra de la Peseta a su beneficio. Utilizando el Fondo de pesetas emitidas por la República como un arma arrojadiza más durante la guerra. Desde, una parte para financiar el espionaje y las Quintas columnas. Pero sobre todo para elevar la inflación en la zona republicana, así como para depreciar la cotización de la Peseta republicana en los mercados de divisas internacionales.
Una vez que la peseta republicana carecía de valor en un sector territorial concreto, pues éste había pasado a manos de los franquistas, dicho papel moneda republicano se podía vender en el mercado de divisas extranjero, con el objetivo de crear una maniobra de sobre oferta y desplomar la cotización de la Peseta republicana. La enviaban a los mercados internacionales comprando divisas en gran cantidad, ya que la necesitaban para adquirir divisa extranjera y de facto disminuían así la cotización de la Peseta republicana, al realizar la operación de cambio con dichas pesetas republicanas.
Entonces, al existir más oferta de Peseta republicana en el mercado, el precio de cotización de la misma se redujo, por el simple hecho de existir más oferta que demanda en el mercado de divisas. De modo que si la República tenía que importar o comprar cualquier producto en el exterior, a ésta le costase más caro adquirir bienes a consecuencia de la devaluación exterior producida en su Peseta.
Esta operación hubo lugar durante 1938. Efectivamente, la moneda republicana sufrió una rápida depreciación monetaria en su valor de cotización, aunque sigue siendo imposible saber objetivamente si tal maniobra de sobre oferta tuvo un peso tan determinante en la marcha desfavorable de la guerra para la República.
(13) El total de reservas de oro que poseyó el BdE de la República durante la guerra, fue cifrada en unos 715 millones de dólares estadounidenses, puesto que se estima que el total de la ayuda a Franco, de la que se tiene constancia hoy día, estaría en 991,5 millones de dólares. Cuantía muy superior a las estimadas por Ramón Tamames y Ángel Viñas.
(14) Algunas delegaciones derechistas como monárquicos radicalizados o la CEDA, buscaron sustento financiero en Roma para derrocar a la República.
Antonio Goicoechea, personaje clave en los contactos con el Duce, previos al golpe de Estado, dirigente político de Renovación Española y gobernador del BdE de Burgos desde 1938 a 1950, se reuniría junto a emisarios de Benito Mussolini. Todo ello, antes de la emisión de papel moneda para los rebeldes por parte de Carte & Valori.
(15) Junto a toda la línea de crédito y ayuda financiera recibida desde el exterior, tanto desde Alemania e Italia como por otros países y agentes del extranjero.
El economista Ramón Tamames cifra el importe de la deuda con Italia en 1939, a raíz del tratado de reconocimiento de la deuda de guerra, en 5.000 millones de liras (unos 250 millones de dólares). Por el contrario, Tamames reconoce que aún no se sabe exactamente a cuánto ascendió la deuda contraída con Alemania (coincidiría aquí Viñas). Si bien, la cantidad con cuyo pago se consideró liquidada toda obligación con ese país fueron 1.200 millones de pesetas oro (unos 400 millones de dólares), que además, también se reembolsó con suministros de alimentos durante la 2ªGM. Así, pues y según dicho economista, la España fascista recibió del exterior un total de créditos por al menos 600 millones de dólares. Asimismo, eleva la cifras de ayudas recibidas por parte de Alemania respecto de Italia, a diferencia de Ángel Viñas, que argumenta lo contrario ante tales datos contables de ayudas.
Documentos del Ministerio de Finanzas alemán le han permitido a Viñas, no obstante, cuantificar en parte el volumen de ayuda global manejado por los servicios del Reich. En base a ellos, se estima que a 31 de marzo de 1939 ascendió a 498 millones de marcos. En el caso de Italia, el total de la ayuda lo ha cifrado en un mínimo de entre 7.000 y un máximo de 8.668 millones de Liras (entre 377 y 467 millones de dólares al cambio oficial de la época).
Por tanto, el contra valor en pesetas de la ayuda ítalo-germana aumentaría en un porcentaje difícil de estimar. Según Viñas, la estimación que realiza de dicha ayuda fascista italiana ascendería a entre 5.846 y 5.656 millones de ptas. de la época. Se trata, naturalmente, de estimaciones en distintos valores.
(16) Creado en noviembre 1938, el consorcio alemán SOFINDUS fue el resultado de la fusión de dos corporaciones, la Sociedad Hispano-Marroquí de Transporte HISMA y la alemana ROWAK. La HISMA cuya fundación y establecimiento en suelo español comenzó a gestarse a comienzos del golpe de Estado, era una empresa fantasma como tapadera para el tráfico de armas hacia los rebeldes. En cambio, ROWAK (Rohstoff Waren Kompensation Handelsgesellschaft), era la contraparte germánica de HISMA y dependía directamente del gobierno alemán nazi. El capital nominal de SOFINDUS en 1945 ascendía, tan solo, a 84 millones de pesetas. Dicha empresa quedó bajo control de parte de los Aliados (Francia, Gran Bretaña y EUA), al acabar la 2ªGM.
(17) Conforme el transcurso de la Guerra Civil se alargaba, ello no le resultó ningún contratiempo a sus socios nazis, al contrario, les hizo ganar mucho más dinero a ambas partes, e incrementó la presencia económica de SOFINDUS en España. Penetró en otros sectores empresariales españoles claves como el de los seguros. La firma controlaba total o parcialmente compañías como Plus Ultra, El Fénix austriaco o La Constancia, así como el sector naviero. En conjunto, dependían del grupo 350 empresas. Su actividad se convirtió en el buque insignia de la presencia económica germánica, completada con el dominio que otras compañías ejercían sobre el sector bancario, el químico o el farmacéutico en un singular ejercicio de monopolio. En España existían dos bancos de capital germano, el Banco Alemán Transatlántico (filial del Deutsche Bank) y el Banco Germánico de América del Sur, ambos con importantes delegaciones y actividades en Latinoamérica. A su vez, la firma IG Farben controlaba gran parte de la actividad química a través de su filial Unicolor SA (Bayer, Agfa, entre otras) y al menos diez compañías aseguradoras más actuaban con capital mayoritariamente alemán.
(18) Anexo.
(19) Las dictaduras vendieron a Franco sus armas a crédito. La ayuda germana se financió por las exportaciones de productos y materias primas realizadas por las compañías HISMA y ROWAK, donde los nazis fijaron los términos de tales intercambios. Hasta 1937 no se firmó el memorándum para el pago de la deuda alemana. En 1940, las autoridades nazis reclamaban a Franco la deuda pendiente aún con el Estado alemán, para que así financiara el fascismo español las campañas bélicas del Tercer Reich que comenzaban a asolar y arrasar en Europa.
(20) El gobierno de Burgos hizo comercio de Estado, de una manera centralizada, concediendo el monopolio a las compañías HISMA y ROWAK, posteriormente a través de SOFINDUS.
(21) En particular, la intervención nazi hacia el sur europeo provocó una escasa consternación en el gobierno francés y, secundariamente, en el británico. Por primera vez, en efecto, un Reich en expansión, que asumía el dejar atrás las limitaciones que imponía el Tratado de Versalles de la Primera Guerra Mundial, daba un “volantazo” al tablero político Europeo, en un lugar lejano a su tradicional e implícitamente reconocida como esfera de influencia, como era España.
(22) La solución escogida vino reflejada en la Ley de Desbloqueo de 7 de Diciembre de 1939. El resultado de esta ley supuso el decremento de la oferta monetaria en la antigua zona republicana en unos 6.000 millones de ptas. de 1939, más de 8.700 millones de euros a precios del 2019, medidos en términos de equivalencia en precios de realidad económica en 1939. Por una peseta podían ser adquiridos bastantes más bienes de los que podían ser adquiridos por su equivalente en euros en el año 2019. Esos 8.700 millones expresados en términos de PIB equivaldría a más de 180.000 millones de euros actuales.
(23) Las entidades más importantes eran el Banco Pastor, el Banco Herrero, el Banco Zaragozano y el Banco Castellano, amén de varias sucursales de bancos de la zona republicana. Con el transcurso de los días, y debido a la gran cantidad de deserción que hubo lugar, el bando fascista no tuvo ninguna dificultad en formar Consejos de Administración alternativos de las entidades en suelo republicano. Así, los bancos de Vizcaya y Bilbao fijaron sus sedes en San Sebastián y Vitoria, respectivamente. Por su parte, el Popular, Banesto, el Central y el Hispano, escogieron también la capital guipuzcoana, si bien este último escogió como sede la ciudad de Burgos, desde donde operaba el gobierno de Franco. Lartaun de Azumendi. (2019): “Breve historia de BBVA (VIII): la banca en el inicio de las dos Españas”. Consultado en https://www.bbva.com/es/breve-historia-bbva-viii/ 06/09/2020 a las 11:09.
(24) Cuadro I.
(25) La recogida de la plata significó, para este tipo de numerario, que la misma dejase de tener valor en una y otra demarcación territorial, por ejemplo, caso del que eran afectas las piezas de duros en plata acuñadas desde el Gobierno provisional de 1868 hasta Alfonso XIII. No obstante, pasaron a tener los billetes de los dos Bancos de España la condición de circulación forzosa, donde se borraría la frontera entre monedas de plata y el papel moneda.
Debido a la insuficiencia en la recogida de piezas y la escasez de plata, la denominada Junta Técnica del Estado autorizó al BdE con sede en Burgos, el 29 de abril de 1937, para poner en circulación billetes de series con denominaciones inferiores a 25 ptas. https://numismaticaflores.com/es/content/30-emision-de-billetes-divisionarios-zona-nacional Es decir, moneda fraccionaria de papel. Se trató de billetes divisionarios, emitidos por el Ministerio de Hacienda con sede, al igual, en Burgos y distribuida por su BdE. Precisamente, en la misma fecha de la serie de billetes de dicho Banco en circulación, ya que una disposición de la Junta Técnica del Estado había autorizado la emisión de este tipo de certificados.
(26) Aunque, los impuestos no supusieran apenas ingresos para los rebeldes sí jugo un papel político en la asimilación del nuevo poder y orden, que se iría a establecer por medio de la coacción y la fuerza. Además, el peso de la financiación rebelde recayó en los recursos extraordinarios: aumento de los pasivos (créditos internacionales, BdE o de particulares), o disminución de los activos (venta de los activos confiscados: oro, plata y joyas).
Era vital la incautación de los recursos naturales e industriales que se apropiaban los militares sublevados conforme ocupaban determinadas áreas. Junto que fueron de suma importancia la obtención para los facciosos de oro, plata y divisas. Además, éstos contaron con abundantes créditos, como ya hemos recalcado antes, a su vez, lograron ingresos con la recaudación de los impuestos y, naturalmente, con el botín de guerra que capturaban a medida que conquistan territorio republicano. Mientras, la evolución del conflicto convirtió el saqueo y robo en un recurso fundamental para Franco y sus fascistas, del cual carecieron los republicanos.
(27) Además, de por la mano de obra gratuita y por el trabajo esclavo de presos republicanos para la construcción de infraestructuras públicas y en empresas privadas cercanas al fascismo y nazismo tanto en España, como en los campos de concentración alemanes (Mauthausen-Gusen). Donde fueron explotados y masacrados los republicanos y republicanas que huyeron al exilio durante y pasada la Guerra Civil. La moneda de cambio que obtuvieron miles de españoles/as y no nacionales (brigadas internacionales) por apoyar a la República, o por vivir en zonas donde no se apoyó el alzamiento militar, fue la cárcel y la muerte.
(28) El decreto de 20 de enero de 1939, decía así: JEFATURA DEL ESTADO. LEY DE 20 DE ENERO DE 1939, privando de curso legal a la moneda de plata acuñada y ordenando su retirada, para proceder a la fabricación de otra que lleve el simbolismo del nuevo Estado. La moneda es una expresión de la soberanía, y como tal, el texto clásico del Fuero Viejo de Castilla, la computaba entre las cuatro cosas naturales al señorío del Rey. En este sentido, siempre se ha estimado que en la factura externa de la moneda debía dejar su huella el simbolismo propio del Estado. Al surgir, pues, en España una nueva concepción de la vida estatal, y de la nación misma, incumbe al Gobierno troquelar la moneda conforme al estilo del tiempo presente.
En su virtud se dispuso y se destaca uno de los artículos más significativos: art. 2ª. Los tenedores de moneda comprendida, residentes en la España Nacional y territorios españoles de África, vendrán obligados a cambiarla, a la par, por billetes del BdE en la forma y plazos que fije el Ministerio de Hacienda. El BdE y los Establecimientos y órganos que designe el citado Ministerio.
(29) Los vencedores fascistas necesitarían una reserva de oro y plata, un fondo de metales estratégicos para sufragar la reconstrucción y asentar el nuevo gobierno surgido por la violencia. Mediante la Ley del 20 de enero de 1939 habían ordenado la entrega inmediata de las monedas de plata antiguas a cambio de billetes de Burgos, bajo amenaza de aplicar la Ley Penal y Procesal de Delitos Monetarios a quien no lo hiciera. Sin embargo, los españoles que pudieron, principalmente afines a los insurrectos, no las entregaron y las escondieron como fondo de reserva.
(30) La masa de billetes en circulación para España el 18 de julio de 1936 se componía de una heterogénea colección de 16 tipos diferentes de billetes emitidos desde 1906. Esta circulación variopinta obedecía por una parte a la política de emisión del BdE y, por otra, al irregular desarrollo económico del país. De esta manera, el gobierno de Franco reconoció los billetes de las emisiones de Alfonso XIII.
(31) El decreto de 20 de enero de 1939, llegó a ser significativo para la eliminación de las piezas de plata tanto acuñadas con anterioridad a la República. Como al igual, parecía ir dirigido precisamente contra la moneda republicana por valor 1 peseta de plata, en vista su contenido metalístico alcanzaba un valor superior al que representaba. Unido al hecho de contener simbología y alegoría a la República. Algo que querían desprenderse de la circulación monetaria, más si cabe, a tales fechas próximas a finalizar la guerra.
(32) La Junta Técnica no debía confiar en la buena voluntad de sus conciudadanos en las entregas de oro plata y joyas, y el 14 de marzo de 1937, se hizo obligatoria. Más tarde, se produjo la incautación de los mismos por los insurrectos con el decreto de 20 de enero de 1939. Proveyéndose así de materia prima para su ceca. La Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (en adelante FNMT) fue posteriormente el establecimiento oficial con la cual la autoridad franquista acuñaría, fabricaría lingotes, y más tarde, el dinero en uso puesto en circulación. Eso si, al menos un año después de finalizada la guerra.
(33) La incautación o suscripción, ambas por la finalidad de la entrega de metales preciosos, no solo se desarrolló durante la guerra, sino que en el período postbélico ofreció otros resultados a consideración. A finales de 1939, por ejemplo, se habían recogido por los rebeldes 260.867 piezas de oro de muy diversos cuños, denominación y procedencia, de las cuales el 85% aproximadamente, fue entregado antes de abril del año procedente de suscripciones voluntarias, que culminaron con la canalización de 4,5 toneladas de alhajas y oro, que se decantaron en la obtención de 668 lingotes de oro, con un peso de 3,5 toneladas, amén de 162 lingotes de plata. Los primeros no se utilizaron durante la Guerra Civil, pues su venta, a EUA, no se inició hasta mayo de 1940, en plena guerra mundial, con el fin de conseguir divisas que paliaran una agudísima crisis de medios de pago que continuaba lastrando la economía española.
(34) La emisión de papel moneda por parte del BdE de Burgos estuvo formada, casi hasta el final de la guerra, por una única serie de billetes homogénea con un programa iconográfico comprometido con la causa fascista.
Pérez García, J. M. (2019): Pág 13. “La emisión de Billetes del Banco de España durante la Guerra Civil”.
(35) Toma de Tanger (actual Marruecos) por Franco el 14 de junio de 1940, durante la 2ªGM.
(36) Después lograría un retorno de la monarquía a la jefatura del Estado en la figura de Juan Carlos I.
(37) El gobierno franquista hubo de recurrir a la emisión de sus billetes tanto a Italia como a Alemania, pues tras sondear a la casa británica Bradbury Wilkinson and Company y Thomas de La Rue, ambas de Londres, no llegaron a ningún acuerdo fructífero. Las inglesas eran las empresas proveedoras oficiales del Estado español, las cuales, hasta entonces, habían emitido los billetes en circulación en España desde 1907 hasta 1931, con todo rigor y solvencia.
No lograron llegar a un acuerdo para la emisión de nuevo dinero por el temor de la empresa fabricante entrara en pleitos con el gobierno republicano, para quien fabricaba también el papel con fecha de emisión 1935, puesto en circulación tras el golpe de Estado. Billetaje que se utilizaba, en dicho momento, en suelo republicano.
(38) Felipe II había importado maquinaria de Austria para la acuñación de moneda.
(39) Cuadro II.
(40) En efecto, las condiciones de extrema penuria en el abastecimiento de alimentos y otros artículos que padecía la población, así como la escasez de materias primas y semimanufacturas, distorsionaron de nuevo el mercado nacional, ya que al margen del sistema centralizado de distribución, circulaban cantidades importantes de alimentos y otras mercancías (mercado negro o estraperlo) y a precios muy superiores. Todas las circunstancias mencionadas dificultan la medición del salto en el nivel general de los precios que se produjo a raíz de la Guerra Civil.
Maluquer de Motes, Jordi. (2013): “La inflación en España. Un índice de precios de consumo”, 1830-2012. Estudios de Historia Económica Nº 64, Banco de España.
(41) Blog numismático Adolfo Calleja. https://blognumismatico.com/2018/04/22/25-centimos-1937-cospel-nazi/
(42) Desde 1918 se denominaba ceca Principal de Viena, se convirtió, en 1989, en la actual Casa de la Moneda de Austria, o Münze Österreich.
(43) Feria y Pérez, Rafael. 2019: 41. La Fábrica nacional de moneda y timbre en guerra.
(44) Feria et al. 1995, p. 106.
(45) El grabador José López Sánchez-Toda implantaría además en los nuevos billetes el nuevo escudo del que sería futuro Estado, diferente al republicano, ya que estaba tocado por una corona real, en vez de la cívica o mural del Estado republicano.
Rincón Carrasco, D. (2012): ”Propaganda política en la Guerra Civil la emisión de Billetes”. Ab Initio, Núm. Ext. 2.
Para la elaboración del diseño de los billetes divisionarios en 5 y 10 pesetas fabricados por Portabella, se habían emplazado a realizarlos por el Banco Central de Burgos gracias a los grabados calcográficos de José Luis López Sánchez-Toda. El único grabador de la FNMT que había desertado y pasado al bando insurrecto. Quien proyectó un anverso con un emblema que ya presentó por sí mismo un matiz diferenciador respecto al escudo republicano, debido al tipo de corona que representa.
(46) Presente el yugo y las flechas en los reales acuñados por Fernando II e Isabel. Se inspira en mitos y leyendas de Alejandro Magno.
(47) Anexo I.
(48) El Estado franquista no acuñó ninguna otra moneda hasta 1940, y ésta era de aluminio (elemento material de peor calidad que el cobre-níquel), en una mayor emisión aún de tirada monetal. Que se estima superior cuantía en piezas y por un valor conjunto total puesto en circulación mayor que los 25 cts. Esta otra moneda de 1940, de distinta aleación material, más pobre, se realizó con las monedas de 5 y 10 céntimos con 175 millones de piezas de tirada y 225 millones de piezas, respectivamente. A un valor para la circulación monetaria de 8.750.000 ptas. y 22.500.000 ptas., cada uno.
(49) Anexo.
(50) Se debe recordar que en 1934 la II República ya había emitido una pieza de 25 céntimos de níquel, que vino a sustituir a la otra moneda de igual valor, metal y orificio acuñada en 1927.
(51) La acuñación de esta moneda fue aprobada por el Ayuntamiento de la localidad. No obstante, la autoridad emisora fue una compañía de gaseosas.
(52) Anexo.
(53) Diputado por Renovación española y después por el Bloque Nacional de Calvo Sotelo. Presidió la Comisión de Hacienda de la Junta Técnica del Estado desde octubre de 1936.
(54) Anexo.
(55) BOE. 14 de abril de 1938. https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE/1938/540/A06778-06779.pdf .
(56) ABC Sevilla. Página web https://www.abc.es/archivo/periodicos/abc-sevilla-19380417.html
(57) Gustav Krupp fue procesado en el Juicio de Nuremberg por prácticas esclavistas con presos en sus fábricas.
(58) Austria, desde el Anschluss, palabra alemana que significa unión o anexión, que se usó para referirse a la ocupación de Austria por la Alemania nazi, acuñaba, en dicho momento, la moneda de 25 cts. Siendo Austria una provincia más del Tercer Reich. El 12 de marzo de 1938, Austria dejó de llamarse Österreich para llamarse Ostmark (Marca del Este). Esta situación duró hasta el 5 de mayo de 1945, tras el fin de la 2ªGM.
(59) La moneda prueba de acuñación, se refiere a las primeras muestras de un lote nuevo de monedas. Los cuales, casualidad o no, las pocas piezas que se conocen PROOF proceden de coleccionistas vieneses. Ello no es por un mero azar, que sean, precisamente, vieneses quienes dispongan de dicha moneda con los 25 cts. en calidad PROOF.
(60) Bajo Miguélez, J.B. (2018): “25 céntimos de 1937 en cospel nazi”. Adolfo Ruiz Calleja Disponible en https://blognumismatico.com/2018/04/22/25-centimos-1937-cospel-nazi Consultado 12/11/2018 17:34.
(61) Catálogo moneda (2016). Disponible en http://numismaticaherrero.com/wp-content/uploads/2016/07/CATALOGO- WEB.pdf. pag 75. Consultado en 14/03/2018 18:34.
(62) https://en.numista.com/catalogue/pieces9527.html
(63) Anexo.
(64)
(65)
(66)
(67)
(68)
(69)
(70)
Borrador: https://www.eumed.net/libros/1892/1892.pdf
ISBN-13: 978-84-122121-1-2
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Universidad Miguel de Cervantes-Chile. Boletín de novedades Septiembre 2020.
Menéame: Capítulo Los 25 céntimos 1937 en el “anschluss” español.
Cuadro I (Parcialmente datos de Ángel Viñas)
Banco o compañía concesionaría del crédito
Importe
Tipo de interés
Fecha
Andrés Amado. Sociedad General de Comercio, Industria y Transportes de Lisboa.
13,5 millones de pesetas. Hasta 175.000 libras esterlinas inglesas.
5,5 %
8 de agosto de 1936
Compañía General de Tabacos de Filipinas
1 millón de dólares estadounidense. Prorrogado a otros 200.000 $.
Devuelto en la misma moneda, estabilizada con respecto el precio del oro.
22 de octubre de 1936
Banco Kleinwort & Sons de Londrés
Hasta 800.000 Libras.
4 %. A seis meses, prorrogable.
6 de abril de 1937
Banco Kleinwort & Sons, con la participación de Juan March
Otros 400.000 libras más.
3%. Garantizado con valores mobiliarios
15 de septiembre de 1937
Banco Kleinwort & Sons
Hasta 1 millón de Libras. Se amplió a medio millón más
3%. A tres meses, prorrogable. Garantizados con títulos del War Loan Funding.
25 de octubre de 1937
Société de Banque Suisse
1 millón de Libras
3% en la parte garantizada por valores suizos y al 3,75% el resto. A un año, prorrogable
20 de octubre de 1938
Caixa Geral de Dépositos, Crédito e Previdencia de Lisboa
50 millones de escudos portugueses
4%. A tres meses, prorrogables. Garantizado con títulos de la deuda de Portugal
28 de febrero de 1939.
Consorcio de bancos italianos que presidía el Banco de Italia, con la colaboración de los bancos Hispano Americano y Español de Crédito.
125 millones de Liras el alcanzando un total de 300 millones de liras en 1939.
20 de noviembre de 1937.
VALOR | FECHA EMISIÓN | SERIE | FÁBRICA | EMISIÓN |
5 PESETAS | 21 NOVIEMBRE 1936 | SIN SERIE | Zaragoza M. Portabella. | Se fabricaron 8.000.000. Se pusieron en circulación el 14 de junio de 1937. |
10 PESETAS | 21 NOVIEMBRE 1936 | SIN SERIE | Zaragoza M. Portabella. | Se fabricaron 3.727.000. Se pusieron en circulación el 14 de junio de 1937. |
25 PESETAS | 21 NOVIEMBRE 1936 | A/S 6/7 cifras No existen billetes con la serie I. | Giesecke y Devrient, Leipzig, Alemania. | Se fabricaron 33 millones del primer encargo y 13.550.00 billetes en el segundo. El 15 de marzo de 1.937 se pusieron en circulación. |
50 PESETAS | 21 NOVIEMBRE 1936 | A/R 6/7 cifras No existen billetes con la serie I. | Giesecke y Devrient, Leipzig, Alemania. | Se fabricaron 12.260.000 y 5.000.000 billetes respectivamente.En total 17.260.000. El 15 de marzo de 1.937 se pusieron en circulación. |
100 PESETAS | 21 NOVIEMBRE 1936 | A/X 6/7 cifras No existen billetes con la serie I. | Giesecke y Devrient, Leipzig, Alemania. | Se fabricaron 22.000.000 y 6.350.000 billetes En total 28.350.000 billetes. Se pusieron en circulación el 15 de marzo de 1937. |
500 PESETAS | 21 NOVIEMBRE 1936 | A/C | Giesecke y Devrient, Leipzig, Alemania. | Se fabricaron 1.060.000 y 1.270.000 billetes. En total 2.330.000. En circulación el 15 de abril de 1937 |
1000 PESETAS | 21 NOVIEMBRE 1936 | A/C | Giesecke y Devrient, Leipzig, Alemania. | Se fabricaron 1.060.000 y 1.270.000. En total 2.330.000. En circulación el 15 de abril de 1937 . |
1 PESETA | 12 OCTUBRE 1937 | A/B | Coen y Cartevalori (Milán). | Se fabricaron 30.000.000 |
2 PESETAS | 12 OCTUBRE 1937 | A/B | Coen y Cartevalori (Milán). | Se fabricaron 15.000.000 |
5 PESETAS | 18 JULIO 1937 | SIN SERIE y A/C | M. Portabella (Zaragoza). | Se fabricaron 38.863.000. |
1 PESETA | 28 FEBRERO 1938 | A/G | Coen y Cartevalori (Milán). | 62.000.000. En circulación a partir del 20 de mayo de 1938 |
1 PESETA | 30 ABRIL 1938 | A/N | Coen y Cartevalori (Milán). | 118.000.000 billetes. Se pusieron en circulación en julio 1938 |
2 PESETAS | 30 ABRIL 1938 | A/M | Coen y Cartevalori (Milán). | Se pusieron en circulación en julio 1938 |
25 PESETAS | 20 MAYO 1938 | A/F | Giesecke y Devrient (Alemania). | 55.000.000 billetes. Se pusieron en circulación en febrero de 1939 |
50 PESETAS | 20 MAYO 1938 | A/D | Giesecke y Devrient (Alemania). | 43.750.000 billetes. Se pusieron en circulación en febrero de 1939 |
100 PESETAS | 20 MAYO 1938 | A/H | Giesecke y Devrient (Alemania). | 76.750.000 billetes. Se pusieron en circulación en febrero de 1939 |
500 PESETAS | 20 MAYO 1938 | A | Giesecke y Devrient (Alemania). | 3.550.000 billetes. Se pusieron en circulación en febrero de 1939 |
1000 PESETAS | 20 MAYO 1938 | A | Giesecke y Devrient (Alemania). | 4.000.000 billetes. Se pusieron en circulación en febrero de 1939 |
5 PESETAS | 10 AGOSTO 1938 | A/M exceptuando I | Giesecke y Devrient (Alemania). | Se fabricaron 112.000.000 |
25 PESETAS | 9 ENERO 1940 | A/F | Coen y Cartevalori (Italia). | Se fabricaron 55.000.000 |
50 PESETAS | 9 ENERO 1940 | A/E | Coen y Cartevalori (Italia). | Se fabricaron 40.000.000 billetes. 4 millones más en la ampliación. |
100 PESETAS | 9 ENERO 1940 | A/H | Coen y Cartevalori (Italia). | Se fabricaron 80.000.000 billetes. |
500 PESETAS | 9 ENERO 1940 | A | Coen y Cartevalori (Italia). | Se fabricaron 3.380.000. |
1000 PESETAS | 9 ENERO 1940 | A | Coen y Cartevalori (Italia). | Se fabricaron, 3.060.000 billetes. |
1 PESETA | 1 JUNIO 1940 | A/E | Gráficas Reunidas (Madrid). | Se fabricaron en total 55.250.000 billetes. |
1 PESETA | 1 JUNIO 1940 | SIN SERIE | Gráficas Reunidas (Madrid). | |
1 PESETA | 4 SEPTIEMBRE 1940 | A/I | Rieusset S.A. (Barcelona). | Se fabricaron en total 95.000.000 billetes. |
1 PESETA | 4 SEPTIEMBRE 1940 | SIN SERIE | Rieusset S.A. (Barcelona). | |
5 PESETAS | 4 SEPTIEMBRE 1940 | A/L | Giesecke y Devrient (Alemania). | Se fabricaron en total 110.200.000 billetes. |
5 PESETAS | 4 SEPTIEMBRE 1940 | M/N | Giesecke y Devrient (Alemania). | |
500 PESETAS | 21 OCTUBRE 1940 | SIN SERIE | Fábrica Nacional de Moneda y Timbre | 3.050.000 billetes |
1000 PESETAS | 21 OCTUBRE 1940 | SIN SERIE | Fábrica Nacional de Moneda y Timbre | 3.132.000 billetes. |
Cuadro II
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